jueves, 23 de febrero de 2023

POSESIÓN

 

      SOLILOQUIO

Estoy esperando que vuelva, después de una pelea siempre lo hace. Sé que la culpa es mía, yo lo provoco, me gusta saber hasta dónde llega mi dominio sobre él.

¿Esta vuelta será voluntaria o como siempre se verá arrastrado hacia mí por lágrimas, ruegos y engañosas intenciones de cambiar?

No soy buena, no debí volver a hacerlo, tiene que tener su espacio, pero y si en ese espacio encuentra algo…Lo reconozco, soy muy posesiva, lo quiero solo para mí sin ningún resquicio por el que entre un aliento nuevo.

Lloraré, le pediré perdón aunque no lo sienta.

Si eso es lo que tengo que tengo que pagar para que se quede conmigo ¡Bien pagado esta!

 

 

MEMORIAS ------TEATRO

 

Memorias

 

Obra para 4 personajes: 3 hombres y 1 mujer.

 

 

 

Pedro Mayoral- Escritor cuya fama esta en decadencia y decide escribir sus memorias.

Alberto Sosoaga- Amigo del escritor ya fallecido.

Paula Sacramento- Ex mujer del escritor, también fallecida.

Pablo Mayoral (hijo)- Hijo del escritor muerto en accidente de tráfico.

 

 

 

 

 

Argumento

 

Pedro decide escribir sus memorias debido a la penuria económica en que se encuentra.

Cuando empieza a recordar su vida, los episodios desagradables los maquilla y los suaviza para que todo sea más o menos perfecto, por vanidad pero también porque él lo cree así; no es persona imparcial al hacer la crítica de su vida, pero algunos personajes que han pasado por ella, vuelven del otro mundo para exponerle sus quejas y decirle que no ha sido todo tan perfecto como él se cree.

 

 

 

 

 

 

(Se abre el telón)

La escena es un despacho con una ventana al jardín, una mesa y material para escribir.

 

 

 

 

 

 

 

 

(Música)

“Los Recuerdos” de Serrat.

 

 

 

 

 

 

 

 

-Entra Pedro con paso cansino, un poco somnoliento por ser temprano.

 

Pedro- Bueno, vamos otra vez al trabajo y luego dicen que si los escritores somos unos vagos, que si no damos palo al agua. ¡Qué me lo digan a mi que llevo 40 años en este oficio y aún no he salido de pobre, por eso tengo que seguir que si no…! Sí, ya sé que ha habido épocas en las que era famoso y he ganado mucho dinero, pero el juego y la bebida…en fin, vamos allá.

 

(Entra la música hasta “sobrevivir”)

 

Me estoy acordando de mi buen amigo Alberto, ¡qué buena persona era! ¡y qué final tan triste tuvo!

 

(Se queda pensativo)

 

Alberto- Hola Pedro

 

(Pedro se sobresalta)

 

Alberto- ¿No me reconoces? Si, soy yo Alberto.

 

Pedro- ¡No puede ser!, estás tan joven… y teníamos la misma edad.

 

Alberto- Esa es la ventaja de morir joven, te quedas como estabas.

 

Pedro- Ahora mismo estaba pensando en ti, en lo buenos amigos que éramos, en lo  que yo te quería, en que gracias a mi te forjaste un nombre…

 

Alberto- (Malhumorado) ¡Calla, no digas más mentiras! ¿Tú amigo mío? A los amigos no se les trata como esclavos, cuando empezamos ¿de quién eran las ideas? ¿Quién las desarrollaba y se mataba a trabajar mientras tú te ibas de fiesta en fiesta para, cómo tu decías, “relacionarte” y así tener una mejor promoción para nuestros libros? ¡Qué mentira!

 

Pedro- No tendrás valor de quejarte, tú eres débil, no querías exponerte a la publicidad, yo me tuve que sacrificar y cuando ME dieron ese premio…

 

Alberto- ¡Ah!  El premio, ese premio era más mío que tuyo, no me dejaste ir a la entrega y ni si quiera me nombraste ¿Eso es ser un buen amigo?

 

Pedro- Eras envidioso, no soportaste mi triunfo y por eso te quitaste la vida.

 

Alberto- No, por eso no, analiza nuestra vida y no seas tan benévolo contigo mismo.

¡Ahí te quedas! Qué disfrutes de TUS memorias, si he conseguido amargártelas un poco, me alegro.

 

(Alberto desaparece igual de silencioso que vino)

 

Pedro- (Pensativo) No, si en parte tiene razón, no fui muy justo con él (tratando de disculparse) Yo era muy joven, lo quería todo, si él hubiera sido más fuerte, hubiera luchado por lo que creía suyo, pero no, es más cómodo quitarse de en medio y echar la culpa a los demás.

Aunque siento una angustia aquí dentro (Se señala el pecho) ¡Por qué lo habré recordado! (se coge la cabeza con las manos).

 

Paula- (Entrando silenciosa) ¿Y a mí? ¿Tampoco me quieres recordar?

 

Pedro- (Sobresaltado) ¡Paula! ¡Mi vida! ¡Tú si que eres un buen recuerdo! ¡La mujer que más he amado y que me hizo tan feliz! Paula ¿Por qué te fuiste? ¿No tenías todo lo que deseabas?  Y sobre todo ¿No tenías mi amor?

 

Paula- (Con voz de queja) ¡Tú amor! ¿Y a esa tiranía llamas tú amor? Yo era antes de conocerte una persona inteligente, culta (si me auras más que tu) y ¿en qué me convertiste en esos años a los que tú llamas “pomposamente” felices?

 

Pedro- Eras mi compañera, brillabas en las fiestas por tu belleza, siempre tenías la palabra precisa en todas las conversaciones, eras mi mejor imagen…

 

Paula- Ahora lo has dicho era solo algo para exhibir, para que la gente viera a la mujer que habías conquistado y te envidiaran; siempre te ha gustado que te envidien para poder sentirte superior ¡tú que has sido el más vil y rastrero de los maridos! Todo era cara a la galería, en público me halagabas y en privado me humillabas. (Con pena) no Pedro, no te puedes sentir orgulloso de ese amor que me destruyó como persona y me impidió volverme a enamorarme.

 

Pedro- ¡No digas eso Paula! ¡Yo te quería! Y sufrí mucho cuando te marchaste ¿Por qué lo hiciste?

 

Paula- ¿Y todavía lo preguntas? Acabas de decir que ¡sufriste mucho! (imitándolo) Pero no te paraste a pensar un momento en mí, en lo que yo había sufrido, en el por qué de mi marcha. ¡Sólo tú! ¡Siempre tú! (con tristeza) ¡Podíamos haber sido tan felices! (Con nostalgia).

Quisiera que me recordaras como la persona que más te ha querido y a la que más daño hiciste por tu vanidad.

Piensa Pedro, piensa y se más humilde.

 

(Paula sale tan silenciosa como ha entrado)

 

Pedro- ¡Dios mío! ¿Yo he sido así? ¿Tan egoísta? ¿Sólo he pensado en mí? No, han exagerado un poco, también ellos aunque no lo quieran reconocer fueron felices a mi lado.

 

(Se pone a escribir y no se da cuenta de la otra persona que ha entrado)

 

Pedro (hijo)- ¿Y yo, fui feliz a tu lado?

 

Pedro- ¡Hijo mío! ¡Tú si que me querías!¿ Verdad? Y tú no tienes nada que reprocharme ¿No es así?

 

Pedro (hijo)- Te quería, te quería muchísimo eras mi ídolo, pero no te lo merecías; durante mi infancia solo recibía las migajas de tiempo que no te ocupaban otras cosas más importantes (con sorna) y en la adolescencia, ¡no digamos! Ni un rato para sentarte conmigo, preocuparte por mis problemas, no, no has sido un buen padre (con tristeza)

 

Pedro- Pero te he dado los mejores jugotes, todos los caprichos; y cuando cumpliste 18 años te regalé aquel magnífico coche… Dime hijo ¿De qué huías el día del accidente que ibas a tanta velocidad?

 

Pedro (hijo)-  ¿De verdad quieres saberlo? Huía de ti, de las personas como tú, que solo piensan en ellos mismos. ¡Menos cosas y más cariño era lo que yo necesitaba! Tener un padre en quien apoyarme, que saliera en mi defensa cuando metía la pata, aunque luego me regañara o me castigara, porque ese es el verdadero cariño, es mucho más fácil para un padre quitarse el problema de en medio, con regalos (casi chillando) ¡¡Hijo sí, pero lejos!! Ese parecía ser tu lema.

 

Pedro- (A punto de llorar) ¡Tu también no! ¿Tan malvado he sido? ¿No voy a tener un solo recuerdo que no me atormente?

 

Pedro (hijo)- (Le pone la mano en la cabeza con cariño) ¡Pobre papá! Si de verdad todos tus recuerdos hubieran sido hermosos, ¿crees que ahora en tu vejez te encontrarías tan solo?

El pasado ya no tiene remedio, solo cabe aceptarlo y arrepentirse, pero eso te tiene que servir de estímulo para ver que a tu alrededor hay personas que sufren, incluso más que tú, y si en tu mano esta el ayudarles, con cada buena acción, un punto negro se hará luminoso en tu recuerdo. ¡Acéptalo y arrepiéntete!

 

(Desaparece como ha entrado)

 

Pedro- (Llorando) ¡tienen razón! ¡Todos tienen razón! ¡Qué pobre y oscura ha sido mi vida! Pero esos recuerdos de hoy me darán fuerzas para que en el futuro (en tono burlón) si todavía me queda futuro cambiar, ver en los demás amigos a los que ayudar y no personas a las que hay que vencer.

Lo voy a intentar con todas mis fuerzas ¡Qué Dios me ayude!

 

(Sigue escribiendo mientras se escucha el final del disco)

 

(Telón)

 

 

 

 

 

 

 

 

Autora: Milagros Márquez

ME ASOMÉ A LA VENTANA

 

ME ASOMÉ  A LA VENTANA

 

 

 

Fue de pronto. Se metió en mi oído un sonido molesto, monótono y vagamente recordado. Miré hacia los cristales y allí estaba, grande y negro, atrapado en la doble ventana: ¡UN MOSCARDÓN! Intentaba con todas sus fuerzas liberarse de su prisión pero no podía. En su batir de alas y en su desesperación había algo que me inquietó: una premura por salir otra vez a la vida muy parecida a la de los humanos atrapados en una desgracia. Una de las veces que se posó en el cristal me pareció que me miraba con esos ojos grandes y extraños como diciéndome: ¡Eh! ¡Ábreme!, ¡libérame de este encierro! Soy muy joven, casi acabo de nacer y mi inexperiencia me ha llevado a esto. Además es primavera, mi ciclo vital es muy corto y tengo que cumplir un montón de rituales antes de desaparecer.

 

¿Primavera? ¿Ya es primavera?  Y fue al abrir la ventana para liberar a mi prisionero de su encierro, cuando lo vi. ¡EL ÁRBOL! El que hay delante de mi ventana estaba radiante, lleno de hojas de un verde brillante precioso, ese verde que perderá en pocas semanas por la contaminación. Él también parecía decirme: ¡date prisa!, ¡mírame bien!, ¡disfruta de mi color que pronto perderé! Todo es tan efímero…..Con el corazón lleno de primavera como el moscardón y el árbol empecé a observar la vida que discurría debajo de mi ventana. Había una señora con su perro, un anciano sentado en un banco con cara de resignación (seguramente su mujer había entrado sólo un momento a comprar algo en la tienda de abajo). Me sorprendió ver a un inmigrante subsahariano en el banco al lado del señor mayor leyendo un libro. Iba muy desarrapado, puede que el libro lo hubiera encontrado en la basura, pero ahí estaba leyéndolo. Me dio mucha alegría pensar que aunque fuera por poco tiempo lo iba a hacer más feliz.

 

Todo era como en un teatro en el que sólo cambian los ropajes o los actores, pero la función es la misma en todas las estaciones: ¡ES LA VIDA QUE PASA!