EN
BUSCA DE UN SUEÑO
He
vuelto a mi tierra de la que salí hace muchos años en busca de un sueño, sin
darme cuenta de que era aquí donde podía realizarse.
Vengo
todos los días a este banco del parque, los veo pasar pisando esta tierra de
nadie y de todos, dejando sus huellas y arrastrando la mochila que llevamos del tiempo vivido.
Esta es
la mochila que lleva la historia de mi vida. Nací aquí, una ciudad agradable,
pequeña y muy conservadora. Al mismo tiempo que yo crecía la ciudad encogía,
menguaba hasta hacérseme insoportable.
Quería
ser escritora y pensaba que aquí nunca lo conseguiría. Todo era monótono, sin
alicientes ni sobresaltos, sus habitantes no conseguían sacudirse las ideas
caducas, llenas de prejuicios que poblaban sus mentes. Necesitaba salir, ver
mundo, conocer otras culturas, absorberlas como una esponja para después
volcarlo todo en cuentos, artículos, cualquier cosa serviría para transmitir las
experiencias de mi nueva vida.
Dejé
atrás amores, familia, amigos que insistían en que no me fuera. Mi alma estaba
dividida, pero era joven y quería volar. El tiempo me demostró lo equivocada
que estaba.
Conocí
muchos países, en unos disfruté y en otros sufrí. Me di cuenta de que en muchos
casos el poso de la maldad era el miedo al diferente. ¡Qué poco solidaria es
nuestra especie! El mundo está dividido entre ricos, cada vez más ricos y
pobres, en algún momento tendremos que reaccionar, si no por altruismo tendrá
que ser por egoísmo o nos hundiremos todos.
Pasé
por toda la escala de trabajos, hasta los más ínfimos y degradantes, cuando me
sentí llena de historias empecé a escribir.
Al
principio, tímidamente los fueron aceptando, mis escritos gustaban, ya había
logrado mi sueño era escritora, pero tenía un gran problema, cuanto mayor era
mi fama menos me gustaban mis relatos, les faltaba sentimiento, calor, no conseguía
volcar mi corazón en ellos. Las descripciones eran buenas pero frías, los
argumentos se quedaban en la superficie, los personajes no estaban vivos, eran
arquetipos, no aportaban nada nuevo. Esto no encajaba en mi sueño.
Tuve
amores y desengaños, quise escribir sobre mis sentimientos pero todo me parecía
fingido, no logré o no supe expresar las experiencias por las que había
abandonado tantas cosas.
Para el
mundo triunfé, pero yo sentía solo el fracaso. Por eso he vuelto, ya mayor, a
montar mi campamento imaginario en este banco del parque desde donde veo pasar
la gente pisando esa tierra de nadie, con su vida a cuestas y me di cuenta que
allí tenía la verdad, los personajes, solo con haberme fijado un poco en sus
caras, sus sonrisas, su forma de andar y de relacionarse tenía el argumento de
mis novelas, serian maravillosas, ahí estaba todo lo que les faltaba a las que
tanto triunfaron. Tendrían el amor por mi tierra y por mis gentes, siempre
habían estado conmigo.
He
empezado de nuevo a escribir pero es demasiado tarde, todo se va apagando en
mí. Me fui buscando un sueño y el sueño se quedó en aquel parque esperando mi
regreso como un fiel amante.