sábado, 30 de mayo de 2020


    ME ACUERDO DE…

Me acuerdo del estreno de Gilda.
Me acuerdo del roce de la soga al saltar a la comba.
Me acuerdo de un beso, como alas de mariposa.
Me acuerdo de cuando contábamos estrellas.
Me acuerdo del sabor de la caña de azúcar.
Me acuerdo de las primeras votaciones en libertad.
Me acuerdo del olor del mar.
Me acuerdo de juegos y risas de niños.


INTRODUCCIÓN DE UNA ENTREVISTA AL PERIODISTA Y LOCUTOR
                CARLOS ALSINA ALVAREZ

Ante todo darte las gracias por haber aceptado esta entrevista, y decirte que es para mí un honor poder hacérsela a uno de los mejores periodistas de este país, tanto de lápiz como de micrófono.
Eres un hombre joven, con mucho por hacer. Naciste en octubre del año 1969 en Madrid. Estudiaste periodismo y tus comienzos fueron en medios escritos, ABC, Cambio 16. A partir del 2003 empezaste a alternar el papel con las ondas. En la cadena Onda cero has dirigido La brújula y ahora Más De Uno que se emite por las mañanas. Si se oye una vez tu comentario de España a las ocho ya se convierte en un vicio y te despiertas para oírlo, aunque no tengas que madrugar.
Acumulas a lo largo de tu carrera muchos premios pero yo creo que el más valioso para cualquier periodista es el premio Ondas que te otorgaron tus propios compañeros. Soy fan tuya desde los tiempos nocturnos de la brújula y tu voz era la última que oía antes de que el sueño se apoderara de mí.
La naturaleza te ha dotado de un poderoso medio de comunicación que sabes modular muy bien para que a tus oyentes, no solo les llegue el sonido, sino también las emociones que quieres trasmitir en cada momento. Eso lo has demostrado en esta maldita epidemia, siempre animando y no mordiéndote la lengua cuando había cosas que no estaban bien, pero solo con una fina ironía de la que todo el mundo era consciente. Tu diario de la pandemia  acusando de los tremendos errores que ha habido, sin alarmar, ni agobiar a los oyentes, siempre intentando buscar el lado positivo, tiene que haber contribuido bastante a calmar la incertidumbre en la que estamos metidos. La idea de reunir a los oyentes en torno a una canción fue buenísima: “Facciamo finta che”. Ese era el espíritu que querías trasmitir. Sobre este programa radiofónico va a versar la entrevista y sobre los nuevos retos que como buen periodista y hombre inquieto piensas afrontar.





        LA NEGACIÓN
Escena para dos actores. Una madre y un hijo.
Descripción de la escena: La madre de mediana edad, sentada en una mecedora haciendo punto. El hijo un joven de unos 20 años, mirando por una ventana ¾ al público. En la escena se respira tensión.
Música suave que va desapareciendo conforme la discusión aumenta su volumen.
MADRE:( voz autoritaria) Luis, ¿Qué haces ahí parado? Anda deja de vaguear, ve a la compra, que luego se te hace tarde para preparar la comida.
HIJO:(voz pausada) No madre, no. Esto se acabo. Vas a tener que levantarte y hacerte tú las cosas. Ya me has tenido esclavizado demasiado tiempo.
MADRE: Sabes que desde el escándalo de tu padre, no tengo fuerzas para hacer nada. ¡Aquellas injurias! ¡Aquellas calumnias! Porque todo fueron calumnias, acabaron con él y a mí me dejaron...
HIJO: (sin dejarla terminar, se vuelve hacia ella) Demasiado bien sabes, que no fueron calumnias, ¡deja ya de vivir en tu mundo de fantasía y afronta de una vez por todas la realidad.
MADRE: No sigas mal hijo, tú también estabas contra él. Creíste las habladurías esas de que se había enamorado de su compañero y habían decidido irse a vivir juntos. (Se levanta y le amenaza con el dedo) Pues has de saber que tu padre era muy hombre, ¡si lo sabré yo! Entre todos le arruinasteis la vida y por eso se suicido.
HIJO: No es cierto, él venía a mi cuarto llorando muchas noches y me contaba tu  continua negativa a dejarle libre. Por eso se mato, por tu culpa, que no le apoyaste por miedo al escándalo.
MADRE. (Despreciativa) A ti te iba a contar, ¿Qué entenderías tú?
HIJO: Si madre, sí que lo entendía y mucho más que tú…Porque yo soy como él.

(No se poner las cursivas en el ordenador)


          EL HOGAR
Tengo 40 años pero no los aparento, soy de buen material y he estado bien cuidada. Pero lo importante no es lo que soy, ladrillos, cemento, hierro, de eso con mejor o peor calidad estamos hechas todas las casas. Pero somos mucho más, somos un hogar, en el percibimos sentimientos como amor, deseos, frustración, desengaños, en fin las emociones humanas buenas y malas. Por eso cuando los seres humanos entran por primera vez en una casa deshabitada hace mucho tiempo, sienten un recogimiento, una sensación de estar profanando algo intimo, esas palabras que han quedado en las paredes y que cuentan la historia de otras vidas.
Lo primero que sentí fue, cariño, humor, risas de niños, juegos. Había alegría. Más tarde, conversaciones de adolescentes, susurros, discusiones, enfados. Pero seguía sintiendo cariño. Poco a poco fueron apagándose las voces jóvenes, a las que oía solo de vez en cuando y entonces la alegría de los habitantes se desbordaba, eran felices juntos, volvían por unas horas a lo que durante muchos años fui yo, su hogar.
Quedaron dos voces unidas por los recuerdos y sentía que su amor seguía ahí, pero había cambiado, muchas veces no necesitaban hablar, porque que estaban unidos por algo que solo da el tiempo y el cariño.
Después de un verano, me extraño oír solo una, que vagaba como un alma en pena, recorriéndome entera, intentando sacar de mí, la felicidad perdida. Pasaron los años y me fui quedando grandes ratos sola, la voz que quedaba estaba retomando su vida, pero algunas veces hablaba con sus recuerdos tocándome con cariño.
 Llego un momento en que esa voz,  pasaba mucho más tiempo conmigo, que digo más tiempo, todo el tiempo, entonces sí que hablaba dando largos paseos de una de mis habitaciones a otra. Estaba como aturdida, algo había pasado que la obligaba a estar todo el día y la noche aquí. Organizo su nueva vida, la vi escribiendo un diario, que a veces leía en voz alta. Volví a escuchar las voces de los jóvenes de lejos y otra vez voces de niños también en la lejanía.
Ya desaparece de vez en cuando y me alegro. Quiero a esta familia y creo que he sido un buen hogar para ellos.

sábado, 16 de mayo de 2020


           HAIKU
Barcos, papel.
El agua cristalina.
Risas de niños.


         EL SEÑOR SCROOGE
El señor Scrooge estaba sentado en su mecedora cerca de la ventana que daba al jardín, viendo caer la nieve. Sobre la manta a cuadros que tenía en sus debilitadas piernas, dormía el único amigo que le quedaba, su gato Pirracas.
Con los ojos entornados veía transcurrir su vida. Una vida feliz. Había disfrutado de riquezas, pero la mayor de ellas habían sido sus muchos amigos a los que ayudaba en caso de apuros. Siempre pensó que era mejor tener 10 amigos que 10 libras. Estaba triste en ese caserón que había sido vivienda provisional para muchos necesitados de ayuda, a cambio llenaban el aire de sonidos de niños, cariño y olores a buena comida.
De pronto, dejo de nevar. Por el jardín, al otro lado de la ventana, se aproximaba una figura, sus ojos no veían ya con claridad y hasta que estuvo cerca no lo reconoció. Era su secretario, un hombre enjuto y triste, daba la impresión que todas las desgracias del mundo hubieran caído sobre sus hombros, de lo encogido que andaba. ¡Años le costó hacer que tuviera una visión más positiva de la vida. Cuando llego a la ventana, atravesó el cristal y se sentó en el sillón que había al lado de Scrooge. Este se alegro mucho de verlo, aun sabiendo que había fallecido años antes. Pero los ancianos casi nunca separan los recuerdos de la realidad, así que no le dio importancia.
Max, su secretario, empezó a hablar, su voz era la de siempre, pero había perdido ese aire de enterrador que siempre llevaba encima.
--Sr Scrooge , vengo a darle las gracias por todo lo que hizo por mí, sin su ayuda y sus consejos no hubiéramos podido salir a delante. Cuando mi mujer enfermó, usted nos mando a los mejores médicos, aunque la muerte no estaba dispuesta a dejarla, nuestro agradecimiento fue el mismo y le hicimos un hueco en nuestro corazón.
Al Sr Scrooge se le saltaron las lágrimas, era de llanto fácil y muy sentimental. Cuando se tranquilizo, vio al lado del secretario a un joven militar que también le sonreía.
¿Quién eres tú? Le pregunto. Soy el hijo de su amigo Jorge. Usted pago mis estudios pudiendo así realizar el sueño de mi vida, ser médico. Pero llego la guerra, me movilizaron y allí acabaron mis días, fui feliz ayudando a los soldados y se lo debo a usted.
Fueron llegando más y más figuras, tantas, que el jardín se lleno de sonrisas. Su vida, pensó, había sido una buena vida y dejando a Pirracas en el suelo se fue atravesando el cristal, con sus amigos.



miércoles, 13 de mayo de 2020


         LA DESPEDIDA
Escena para dos mujeres, madre e hija.
La escena se sitúa en un cuarto de estar de clase media. Hay dos butacones y entre ellos una mesa en la que está preparado un servicio para infusiones.
Música suave y nostálgica.
Las mujeres están sentadas en los butacones. La tristeza se percibe en la escena.
Madre--- (la voz se le quiebra) Ya estoy aquí, ya acabó todo, será incinerado como quería, nos llamaran. (Suspira) Hija, no tengo siquiera el consuelo de poder darte un abrazo.
Hija----Mamá, toma un poco de tisana. Te hará bien. Cuéntamelo todo. ¿Te reconoció? ¿Preguntó por mí? ¿Estaba tranquilo? ¿Le dijiste que no me dejaron ir?
Madre--- Por favor hija, no me atosigues. Aquello era un horror. Médicos, sanitarios, todos corriendo de un lado para otro. Los pobres no daban abasto. No cariño, no me conoció, estaba sedado. Le cogí la mano y creo, o eso era lo que quería creer, me la apretó por un instante. No pude darle el último beso, de tantos aparatos como tenía puestos. Estate tranquila, no hemos podido estar con él, pero lo han cuidado bien.
Hija---Mamá, nos consolaremos pensando que ha muerto haciendo lo que quería. Hasta el día en que le detectaron el virus, estuvo en su puesto en el hospital
Madre--- ¿Te acuerdas cuando les decía a sus pacientes. Tu déjame tu cuerpo que yo te voy a entregar toda mi alma? Pues eso hizo, entregar su vida por la profesión que adoraba.
Hija--- ¡Cuantos días en mi infancia y sobre todo en la adolescencia, lo necesitaba y estaba en el hospital! Por eso decidí no ser médico como él, aunque ya sabes que siempre fue mi ídolo. Pero en ese momento no entendía que otras personas lo necesitaran más que yo.
Madre---A pesar de todo, se multiplicaba para atendernos y los ratos con él, aunque fueran cortos, los llenaba de tanto amor y ternura que no los cambio por otros de días enteros juntos y vacios.
Hija---Tienes razón, ha sido un padre maravilloso. (Sonríe) No sé cómo se las arreglaba, pero nunca faltó a una función del colegio, a una reunión de padres…
Madre---Ya solo recordaremos los buenos momentos que pasamos con él. Los malos, que también los ha habido como en todas las vidas, esos ya no existen.
Hija---Tienes razón mamá, tenemos que dar gracias por haberlo conocido y haber podido disfrutar todos estos años con él.



sábado, 9 de mayo de 2020


              DOS AMIGOS
En este relato los protagonistas son dos elementos representativos de dos países, sobre todo de dos ciudades, Londres y París. El protagonista de la primera es el Big-Ben, el reloj de la famosa torre de Londres y en París la vidriera frontal de la Catedral de Notre Dame. Imaginemos una conversación entre ellos.
¡Hola! Querido amigo, hoy me han llegado bastante nítidas tus campanadas. Cuando tenéis borrasca del oeste siempre pasa y me alegro que después de tantos siglos estés en perfecta forma y funcionando, iba a decir como un reloj, ¡Qué tontería!
Buenas horas, minutos y segundos tengas, preciosa vidriera, ¿De qué quieres hablar hoy? Si por mí fuera te podría contar miles de cosas que han ocurrido bajo mis agujas, por nombrarte alguna, los bombardeos de esos malditos alemanes, día tras día que movían hasta mis cimientos ¡Yo, que soy el objeto más importante de este país! Todos me miran, y no solo porque les doy la hora sino que lo hago según el meridiano de Greenwich.
No te pongas flores, querido amigo, porque a fin de cuentas, solo señalas el paso del tiempo que correría igual sin ti. En ello, no hay belleza. Para belleza la mía, cuando el sol penetra a través de mí formando un arco iris de colores en el altar mayor. Fue maravilloso el día en que nuestro emperador Napoleón, le quitó de las manos la corona al arzobispo y antes de ponérsela, incidieron los rayos sobre las gemas que tenia. Parecía que saliese fuego de ella. Porque yo, amigo, puedo ver por los dos lados. No soy como tú, que detrás solo tienes ruedas, tornillos y tuercas. ¡Qué cosas tan prosaicas!
¿Y qué me dices de lo que pasó antes de tu famoso emperador? Sois un pueblo de barbaros, mira que andar cortando cabezas con una cuchilla? Con lo desagradable y sanguinolento que es eso. Nosotros con la soga tuvimos bastante y algún que otro “chamuscado” es verdad, pero no llegamos a contagiarnos de vuestra afición por esos espectáculos. Los ingleses somos muy civilizados.
¿Civilizados?, si yo te contara las cosas que he visto y oído desde aquí, te ibas a enterar de quienes son los civilizados.
Perdona “monina”, pero tengo que dejarte, faltan pocos segundos para dar la última hora de este día. Si quieres en otro momento podemos seguir hablando de sucesos ocurridos en nuestras dos ciudades.

 


                SOLILOQUIO
Estoy esperando que vuelva, después de una pelea siempre lo hace. Sé que la culpa es mía, yo lo provoco, me gusta saber hasta dónde llega mi dominio sobre él. ¿Esta vuelta será voluntaria o como siempre se verá arrastrado hacia mí por lágrimas, ruegos y engañosas intenciones de cambiar? No soy buena, no debí volver a hacerlo, tiene que tener su espacio, pero y si en ese espacio encuentra algo...Lo reconozco, soy muy posesiva, lo quiero solo para mí, sin ningún resquicio por el que entre un aliento nuevo. Llorare, le pediré perdón aunque no lo sienta. Si eso es lo que tengo que pagar para que se quede conmigo ¡Bien pagado está!

martes, 5 de mayo de 2020


DISCUSIÓN FAMILIAR
Qué bien, Carmen, nos han puesto juntas en la mesa, de vez en cuando una charla con mi cuñada preferida no viene mal. Pues Lucy, esto tiene que haber sido cosa de mamá. Si, guapa, pero cuando me llamaste para esta reunión familiar se te olvidó decirme que te pondrías ese jersey tan hortera que nos regaló, me lo he puesto por no hacerle un feo, pero no va nada con mi estilo, la verdad es que ha sido por tu hermano, porque ella no se lo merece, aún sigo siendo la” fulana” que le quitó a su Luisito, se está volviendo insoportable.¡¡ No te consiento que hables así de mi madre!! y ya que estamos, te diré que haces el ridículo con esos aires de grandeza, una inútil como tú, si no fuera por el braguetazo que diste con mi hermano…No, mama, no pasa nada. Es que Lucy quiere agua y voy a traérsela. Es una suerte que mi madre tenga roto el audífono.