jueves, 31 de octubre de 2019


UNA PRESENTACIÓN CHOCANTE       octubre de 2019


Soy tan, tan, tan. No, no toco el tambor, es que no me sale la palabra justa, me parece que “perfecta” seria exagerar un poco, pero pienso que es la que más se acerca.
Si es cierto que tengo algunos defectillos físicos que pasan casi desapercibidos, por ejemplo una cojera que solo se nota cuando ando y cosas así sin mayor importancia. Las tallas solo son números, que tontería presumir de tener 60-90-60 de medidas, Yo soy tan estupenda que las duplico 120-180-120. Es maravilloso poder superar a los demás en todo, bueno eso sería exagerar, en altura no alcanzo la media, y estoy muy orgullosa de ello porque así me dicen que soy muy manejable.
Pero mi mejor cualidad es que soy una mujer” Neumática”. Eso lo dijo no se qué escritor, no de mi claro, pero yo me apropie enseguida de ese término. Neumática, suena bien .Además es una maravilla que me digan mis amantes que flotan sobre mi cuerpo sin que se les claven las costillas en el estomago.
De mí, no sobresale ningún hueso,  bueno, un poco la nariz. Pero esa es otra historia.
Para la próxima entrevista adjuntare una foto dedicada.



HACIENDO MEMORIA      octubre 2019-10-27

Allí están, como siempre, como todos los días, formando una larga cola,  esos seres harapientos, enfermos y hambrientos, Esperando la llegada de este globo que yo manejo. El metal no duraba mucho aquí, por eso buscaron planos de siglos atrás y los fabricaron. Eran perfectos para el trabajo que tenían que desarrollar, transportaban comida, medicamentos sin bajar a la superficie así como el material necesario para el experimento que están haciendo con ellos en lo poco que queda de este planeta, esa tierra áspera, esas rocas peladas y ese cielo amarillo producto de la locura de los humanos.
Cuando se dieron cuenta los poderosos de que la situación era irreversible, lo ocultaron a la población, difundiendo noticias falsas con apariencia de creíbles, los manipularon, los engañaron, inventaron señuelos para mantenerlos distraídos, la red de comunicaciones era solo una globalizada y en manos de unos pocos. Pero el planeta se moría. Y mientras nos fabricaban a nosotros, los que íbamos a ser su salvación, solo la de unos pocos de miles .Construimos para ellos una estación espacial mas allá de esa atmosfera contaminada, por supuesto en secreto.
Yo fui uno de los primeros de la serie y me encomendaron esta misión  que llevo haciendo ya más de tres siglos. A lo largo de este tiempo han ido desarrollándose en mí algunos sentimientos a través del  trato con los humanos. Ninguno que contravenga las tres leyes, pero la rabia, la impotencia y la piedad, no están reñidas con ellas.
La primera vez que abrí los ojos, el espectáculo que estimuló mi cerebro fue maravilloso. A través de la ventana vi un cielo limpio y azul con pequeñas nubes haciendo dibujos en él y unos árboles verdes, magníficos, que llegaban hasta el 2 piso del laboratorio.
Fui feliz en ese ambiente, mis circuitos estaban preparados para ello. Cuando vi el mar, di gracias a mis creadores por poder disfrutar de algo tan grandioso.
Pero cuando pasó un tiempo, y fui consciente de lo que estaban haciendo, quede horrorizado. Con que maldad, con que cinismo los estaban engañando. Si que hubo muchas revueltas y manifestaciones para que la forma de vida que estaba llevando al planeta al desastre cambiara, pero los poderosos, fingiendo que colaboraban ya estaban construyendo su nuevo mundo. ¡¡ Malditos sean!!  Hace siglos que no hay marcha atrás, pero los mantienen aquí trabajando como esclavos en la regeneración de algunas zonas, por si algún día fuese  fuese posible la vuelta.
Solo soy un robot de servicio, pero mucho más humano que los seres que destrozaron este precioso planeta llamado TIERRA



martes, 1 de octubre de 2019


EL PIANO ANTIGUO         2019-10-01

Todo empezó en uno de mis largos paseos nocturnos por la urbanización donde paso algunos días los veranos, en casa de mi hijo.
Las noches son frescas, silenciosas, me gusta el silencio cuando camino. En esos momentos es cuando hablo con mi yo interior, muchas veces no me gustan las cosas que me dice, pero nos llevamos bien.
Después de todo el día con la familia, necesito esos momentos para respirar y poner en orden mis ideas. Estoy pensando en ampliar el taller. Soy restauradora de muebles antiguos. Algunas veces pienso que ya soy muy mayor para emprender nada nuevo, pero me encuentro con ilusión y fuerza. Los años solo están en el espejo.
Mi trabajo es agotador, pero tengo un buen equipo que hacen lo más duro carpinteros, pintores etc… Me gusta fotografiar los muebles antes de restaurarlos y también después  y ¡Oh maravilla! Casi los he rediseñado yo, les doy mi toque personal y sin que pierdan su alma los transporto al siglo XXI, no es nada fácil pues algunos son muy antiguos.
Esa noche con mi mente sumida en una maraña de pensamientos, me fui por otra calle, todas se parecen y no me di cuenta hasta que llegue a un ruinoso caserón antiguo que estaba fuera de la urbanización.
La noche era muy clara. La luna y las estrellas estaban en todo su esplendor.
Me fije que en la puerta había un escudo nobiliario rodeado de unas letras que no entendía. La verja estaba entornada y la curiosidad gano a la precaución, siempre pensando en encontrar algún objeto antiguo que, aunque no tuviera valor, mis manos sabrían dárselo, si merecía la pena.
Siempre llevo una linterna y con ella sin pensármelo dos veces me adentre en la casa. La puerta se abrió con un pequeño empujón y penetre con cierto temor en la oscuridad  y el silencio de las casas mucho tiempo abandonadas.
Tenía dos plantas, pero la escalera no me ofreció seguridad así que decidí explorar solo la planta baja.
Mis ojos de profesional negaban todo lo que veían, hasta que, cuando enfoque la linterna a un rincón del salón, allí estaba, un gran piano de cola lleno de telarañas, con una pata casi rota, perdido el brillo de su negrura, lleno de arañazos y golpes. Me acerque para examinarlo mejor y vi que también le faltaban algunas notas, parecía una boca de la que le habían extraído con dolor sus piezas más valiosas. Estaba lleno de arabescos y dibujos extraños que parecían formar parte de su personalidad. Tampoco sus “ tripas” dejaban un resquicio a la esperanza de que pudiera volver a sonar, pero cuando deslicé mis dedos sobre algunas de ellas, en el gran silencio que reinaba en la casa sonó una melodía llena de dolor y tristeza. Las notas que faltaban eran suplidas por mi imaginación y la atmosfera que me rodeaba.
Me enamore de él. Tenía que enterarme quien era el propietario y comprarlo. Seguí haciéndolo sonar y sus notas me llamaban como si me hubiera conducido hasta allí para sacarlo de esa podredumbre y devolverlo a la vida. El destino lo había llevado a mis manos y no le fallaría.
En la pata que se mantenía más firme había un pequeño agujero, enfoque hacia él la luz  y algo blanco llamo mi atención. Era un papel cuidadosamente doblado, para que cupiera en una cárcel tan pequeña. Al abrirlo me di cuenta que su bonita letra picuda no era de este siglo. Tenía en mis manos una carta de amor, en ella una joven no había acudido a una cita y por ello había llorado, según decía amargamente, Esa noche escaparían juntos pero no tuvo valor y escribió sus sentimientos con lágrimas escondiéndolos de miradas extrañas. Yo pienso que prefirió quedarse junto a ese piano del  que, a partir de entonces solo saldrían tristes melodías.
Lo compre, lo restaure  y grave la carta en su tapa, no intente darle una imagen distinta, tenía que ser así. Solo el piano, la joven y su historia.




MILAGROS MÁRQUEZ