jueves, 29 de febrero de 2024

LAS CARTAS. ( Primer premio en las Jornadas Carmen Conde)

 

LAS CARTAS (Premio jornadas Carmen Conde 2019)

 

El amanecer me arrojo a ese duermevela en el que confunden la realidad con los sueños. Había dormido poco. En la soledad de la noche lo había decidido, un año de dudas, vacilaciones… Ayer recibí su última carta en la que me decía la dirección que tantas veces le había rogado. Teníamos que conocernos para saber si era verdad ese amor que se manifestaba romántico, exultante, apasionado, completo.

Todo había comenzado las Navidades pasadas. Cuando recibí su primera carta no sabía si tomarla en serio, ya en la mitad de mi vida había alguien que se interesaba por mí y me pedía amistad, me parecía increíble. Cuando era joven y lo necesitaba no llego, los pocos candidatos no llenaban las expectativas de mis fantasías, llevándome de la mano por mares escondidos donde descubriríamos el gran secreto de la vida, el amor total de aceptación y de entrega.

Por curiosidad conteste la primera carta, en la que me decía que su nombre era Lucas, de edad próxima a la mía, y su deseo era que mantuviésemos correspondencia como amigos. Lo que más me intrigo fue  que en la era de las redes sociales y otros medios modernos de comunicación, hubiera escogido precisamente ese tan antiguo, Al preguntárselo, meses después, me dijo que allí era donde verdaderamente podía descargar su alma, revelar sus más íntimos deseos y sobre todo volver a disfrutar de momentos inolvidables releyendo las mías.

Las cartas llegaban regularmente todas las semanas salvo, y esto era lo más intrigante, desaparecían por un tiempo para volver a iniciar la correspondencia donde se dejo la última vez. Yo preguntaba, pero él no respondía. Con el paso del tiempo las cartas se hicieron más intimas, describiendo situaciones imaginarias de amaneceres juntos en una playa cogidos de la mano en esa hora en que los grises dan paso a la explosión del color. Así veía él nuestra relación, empezó en amistad y surgió un amor profundo, romántico, compartido. Navegaríamos juntos por la vida y sus cartas al fin me llevaron por mares escondidos y aventuras amorosas insospechadas. Le abrí mi alma como nunca lo había hecho. Por eso teníamos que conocernos para que todas esas fantasías se realizaran.

La dirección era de una ciudad cercana y al llegar me sorprendió que fuera una residencia, pero ya estaba allí y descubriría la verdad.

Le enseñe la carta a una cuidadora y me sorprendió cuando dijo: Usted es Lucia ¿verdad? Lucas hoy no tiene un buen día, no le va a conocer. De su mente se borran días, semanas y luego vuelve sin acordarse del tiempo perdido. En los días buenos es cuando le escribe las cartas que yo llevo al correo. Es un hombre maravilloso y está muy enamorado de usted.

Tuve que sentarme para no caer. Me llevo hasta Lucas, al verme sonrió pero en sus ojos solo había un vacio insondable. Su aspecto era bueno y no había mentido sobre su edad.

Me quede toda la tarde, le cogí la mano. Yo hablaba y hablaba de todo el amor que me había entregado en sus maravillosas cartas y que consiguieron despertar en mi algo que creía ya muerto. Sabía que no me entendía pero me daba igual, allí estaba Lucas escuchándome, cogiéndome la mano con una caricia cálida y entrañable

A partir de entonces iba a verlo con mucha frecuencia tanto si me conocía como si no, seguíamos escribiéndonos y juntos volábamos a esos sitios maravillosos que existían en nuestros corazones, cumpliéndose así un verso que me escribió una vez; Afluentes de tus ríos serán mis ríos  y como esas aguas ya no nos separamos nunca.

 

martes, 27 de febrero de 2024

EL ANILLO

 

EL ANILLO

 

Me gusta pasear por la orilla del mar, los pies hundiéndose en la arena, las olas mojándolos con sus vaivenes, ese ruido sordo y suave que calma y adormece. Por encima de mi cabeza veo gaviotas en busca de restos de comida que los bañistas dejaron por descuido o por desidia.  El sol se va poco a poco detrás de los montes dejando un reguero de sangre en el mar. A esta hora, las montañas que rodean la pequeña cala cercana a mi ciudad van tomando tonos grises, también la arena, las rocas, hay una fantástica gama de grises que nunca sabemos apreciar por las prisas de la vida que nos arrastra con ella.

Esta es mi hora mágica, el calor da paso a la brisa marina que trae aire de sal y de historia de más de XX siglos.

Aquella tarde no fue distinta de otras anteriores. Ya me volvía, cuando uno de los últimos rayos hizo saltar de la arena un reflejo dorado, pensé en alguna piedra pulida por las olas y cual no fue mi sorpresa al encontrarme con un anillo, lo miré con detenimiento, me pareció muy antiguo, dentro tenía una inscripción y una fecha, pero en latín y con números romanos.

Pensé llevarlo al día siguiente al museo para que fuera expuesto como tantas otras joyas, pero hasta mañana seria mío.

Mi imaginación empezó a tejer historias sobre él. ¿De quien seria? no era muy grande ¿Dedo de mujer? ¿Lo habría perdido o se habría desprendido de él con rabia tirándolo al mar rompiendo de esa forma algún compromiso? Nunca lo sabría.

Me lo puse, se ajustaba perfectamente al dedo anular donde llevaba el mío,  también con inscripción y fecha por dentro, que me recordaba tantos años felices de mi vida, no había sido capaz de romper con el pasado y renacer de nuevo cuando mi compañero murió.

Aquella noche me dormí pensando en el anillo

¿Fue un sueño o vino la joven Claudia a contarme su historia?

Tengo 15 años y estoy prometida en matrimonio. No me desagrada Severo, es alto, apuesto pero un poco serio para mi gusto. El día que nuestros padres decidieron que el enlace se podía celebrar, reunieron a las dos familias para intercambiar los regalos de costumbre y el hombre con el que compartiría el resto de mi vida, casi sin mirarme, puso el anillo en mi dedo. Solo dijo las palabras de rigor. Yo pensé que al finalizar me tomaría de la mano, saldríamos a la terraza a ver la puesta de sol y con palabras nuestras sellaríamos el compromiso. Pero no fue así.

En poco más de una hora me quedé sola con el anillo en mi dedo como señal de esclavitud, sumisión, qué más da, pero no de amor.

Vivíamos  tranquilos en esta ciudad mediterránea conquistada por Escipión llamada Cartago Nova. Aun quedaban rencillas y odios que arrastrarían varias generaciones.

Los días siguientes estaba triste, desencantada, mi padre al verme tan abatida, me conto la verdad. Le debía favores al padre de Severo, negocios fracasados durante la guerra y yo había sido la forma de pagarlos. Aunque no lo creyera, Severo estaba enamorado de mí desde que, siendo niños, compartíamos juegos  al ser nuestros padres amigos. No le creí, sentí que crecía mi desapego y mi rabia cada vez que miraba el anillo.

Se celebró la ceremonia de la boda con lujo y boato. Duro varios días, según costumbre entre las clases pudientes. Se habilitaron triclinium en los jardines  para descansar, comer y beber, pudiendo ir también los invitados a las obras que se representaban en el teatro, contratadas para tal fin.

Fue una boda magnifica. Yo esperaba con angustia la primera noche juntos, al sentirme  unida a un hombre que no quería.

Ya en la cámara nupcial me dijo: No voy a obligarte a nada, poco a poco iré ganándome tu corazón y tú decidirás cuando estas dispuesta.

¡Cobarde! Creí que lucharía, que me sometería ¿No era lo bastante atractiva para él?¿Se podía controlar hasta ese extremo?

Fue pasando el tiempo sin que ninguno de los dos cambiara su posición, Pero yo empecé a sentir algo distinto, valoraba su conversación ingeniosa, amena, interesante, deseaba tenerlo siempre cerca, me molestaba cuando pasaba ratos concentrado en papeles de negocios.

Una noche, no pude más y le dije: Quédate conmigo. Me contesto que si se quedaba no seria para vigilar mi sueño.

A partir de esa noche fui feliz, como no había soñado poder serlo nunca.

Nuestro amor trascendía a otra dimensión solo con una mirada, se elevaba por encima de lo material, puede que exagere, pero estaba enamorada.

Todo esto lo rompió unas fiebres que se extendieron por la ciudad y en semanas terminó con muchos de sus habitantes, entre ellos mi amado Severo.

Por las tardes voy sola con mi dolor a esta misma cala,  donde muchos siglos después tú pasearas y encontraras mi anillo.

Estaba acariciándolo, dándole vueltas, había empezado a oscurecer cuando salto de mi mano y cayó en la arena. Estuve buscándolo pero fue inútil. Era como si mi querido esposo me liberara del compromiso animándome a rehacer mi vida.

Fue un sueño aleccionador. Cuando desperté yo también pensaba así. Guarde mi anillo  en un cajón y volvería siempre a la cala, no con el dolor de la perdida si no dando gracias por los años de felicidad vividos.

Ese mismo día lleve el anillo encontrado al museo, allí está, en la vitrina de los ajuares de boda. Algunas veces paso a verlo, fue mi talismán. Me ayudó mucho en un momento muy triste de mi vida.

¿Por qué no pudo ser mi sueño la historia del anillo?

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 19 de febrero de 2024

UN AMANTE DESAGRADECIDO

 

UN AMANTE DESAGRADECIDO

 

Sin hacerme  ni un poquito de caso, así sigue el desagradecido, llevamos veinte años juntos, estoy pendiente de él, de que sea el mejor.  Cuando llego lo beso con disimulo porque hay gente alrededor, pero él ni se inmuta. Durante el tiempo que estamos juntos si fuera de cera lo derretirían mis miradas pero sigue haciéndose el duro.

Es maravilloso cuando tengo que desnudarlo y veo sus formas perfectas. Hemos pasado juntos algunas noches y después lo visto con mimo, con miradas cómplices, pero ya no aguanto más este desprecio, mañana mismo le pediré al encargado trabajar con otro maniquí.

PARA LA INFANCIA TODO ES POSIBLE

 

CONCURSO DE LA UNIVERSIDAD DE MAYORES

 

 

Hay peces que se bañan en la arena

Y ciclistas que corren por las olas

Yo pienso en mí. Colegio sobre el mar

Infancia ya en balandro o en bicicleta.

CARMEN CONDE

 

Para la infancia no hay cosas imposibles.

Es verano al atardecer el sofocante calor del medio día dará paso  a la brisa del mar fresca, olorosa, vivificante.

En ese lugar hay árboles centenarios  grandes como gigantes, sus raíces parecen los brazos de un enorme pulpo que se aferra a la tierra porque se olvido del mar, al oír los cantos de sirena de los niños de esa plaza.

Con sus grandes hojas ellos se hacen coronas uniéndolas unas con otras y bandas que se ponen colgando de un hombro metiendo en ellas sus pequeños cuerpos de forma que se pueda colgar la espada de palos que ataran con un trozo de soga formando la cruz.

Ese es su mayor tesoro, por el que la noche anterior desobedecieron las llamadas desde las casas cercanas para buscar dentro del jardín los restos, que el fuerte viento de lebeche del día anterior arrojara como si fueran restos de un naufragio , a los pies del pulpo.

El gran árbol ve cómo se van  transformando en los héroes de los “” tebeos””, intentando ser el más valiente, el que encuentra el tesoro o el que rescata a la princesa.

Les ve jugar poniendo tanta pasión que se diría les va la vida en ello.

Sus juegos necesitan pocos materiales: hojas, palos, restos de flores que las vendedoras de la mañana olvidaron recoger y que servirán de cama a las muñecas “” recortables”” que compran en el carrillo de la esquina.

El árbol también observa cómo cambian los juegos con las estaciones, son cíclicos, sin previo aviso un día las niñas bajaran las combas saltaran y cantaran viejos romances que aprendieron de sus madres.

Los niños jugaran con pelotas de trapo, que las abuelas han ido formando durante el invierno y volverán a sentirse héroes.

Con trozos de yeso dibujaran en el suelo líneas que tendrán que saltar como acróbatas empujando una piedra plana, llevándola de un casillero a otro.

Son juegos sencillos, los mismos desde hace muchas generaciones, juegos de contacto físico,  de hablar para formar frases con algunas palabras “”difíciles”” , Jugar a las “pelis” , al “palico ingles, a las figuras etc.…

El árbol lo ve todo a través de sus hojas y piensa que cuando sean mayores se irán de allí , lucharan por ser los héroes que soñaron de pequeños y quizás algunas Navidades  con sus hijos, volverán a la plaza para ver el “ Belén”   que  él protege con sus ramas y se acordaran con nostalgia de sus juegos, sus amigos y de aquellos atardeceres en que era normal  que el pulpo estuviera en tierra  y que pasar con las bicis por los charcos fuera como cabalgar sobre las olas verdes y azules de su Mar Mediterráneo.

  

 

 MILAGROS MARQUEZ     (Premiado en el concurso de relatos de la Universidad de Mayores 2017)

sábado, 17 de febrero de 2024

LA VIDA PASA

 

LA VIDA PASA         (Premio Jornadas Carmen Conde 2017)

 

Ya cantaban los gallos la amanecida en ese pueblo del bajo Aragón perdido entre las montañas. Los años 50 del pasado siglo eran  años de miseria y silencio, años grises como la bruma que aquella mañana bajaba de las cumbres, años al fin de tristeza y desesperanza.

Había sido un pueblo alegre, se vivía bien antes de esa locura infernal que los hombres llaman guerra, después la cárcel para muchos, la hambruna…Manuel y Rosa habían tomado ya una decisión, el emigraría a Alemania como tantos en el pueblo, ella se quedaría cuidando a los hijos y el poco ganado que les quedaba. Desde entonces se sorprendían mirándose en silencio con los ojos transparentes por las lágrimas. Se querían demasiado, esa separación sería como un desgarro de una parte de su cuerpo pero no encontraron otra solución. Él les mandaría dinero y a los tres o cuatro años volvería. Pasaría pronto, se decían mintiéndose abrazados por las noches.

Nunca se habían separado: la escuela, la adolescencia, los bailes en las fiestas, los paseos cerca del rio…y un día sintieron que sin la presencia del otro les faltaba el aire. Se casaron muy jóvenes y  vinieron los hijos, dos chicos y una chica, muy seguidos, unos regalos maravillosos pero que había que sacar adelante, la marcha era la mejor solución.

Esa mañana tomaría el tren hacia lo desconocido, tenía miedo, no tendría ese calor de la familia, de sus hijos saliendo en tromba a abrazarle cuando venía del trabajo, la mujer de los ojos más bellos recibiéndolo con una sonrisa. Por las noches cuando se quedaban solos  en la cocina se contaban con las manos juntas los acontecimientos del día. Hasta que se acabo el trabajo y todos sus sueños cayeron en picado.

Él se va, tengo que ser fuerte lo he prometido cuidare de todos hasta su vuelta, los hijos, la casa y el campo ocuparan mis días. ¿Pero y mis noches?

Al principio las cartas llegaban con regularidad todas las semanas y entonces la casa era una fiesta, se las leía a los niños una y otra vez. Por las noches en la soledad, intentaba leer entre líneas si me seguía queriendo, pero no podía apartar de mi mente la imagen de otra mujer desconocida que en esos momentos  le daba cariño y unos brazos acogedores rodearían su cuerpo ofreciéndole otro amor nuevo, sin cadenas, libre de obligaciones al despertar.

El tiempo pasaba rápido, las cartas se fueron espaciando.” No tengo cosas que contarte “decía.

Al final volvió pero no era ya el que se había ido, seguramente tampoco era yo la mujer que dejo y que idealizaba en sus primeras cartas. Nunca me dijo nada, ni yo le pregunte pero sé que esa mujer existió. Algunas noches perdía la mirada en la lejanía y sus ojos se volvían transparentes y ella estaba allí entre los dos, para no irse nunca.

Nos fueron bien las cosas, nuestros hijos estudiaron, se hicieron independientes, pasó la vida por encima de nosotros aplastándonos con su silencio, nunca quiso volver, pienso que todavía le dolía demasiado aquella pérdida, tuvo que escoger y volvió conmigo, con sus hijos, con su primera familia.

Este es un pequeño homenaje a las mujeres de los emigrantes españoles de los años 50 y 60 del pasado siglo, que tuvieron que sacar adelante, solas, a sus familias.

 

 

 

LA NOCHE

 

LA NOCHE        (Premio Jornadas Carmen conde 2018)

 

Tenía miedo de que llegase la noche y las esperanzas acumuladas durante el día, se deshicieran como nieve entre mis dedos.

Habíamos sido felices ¿Cuándo empezó a romperse todo? Por más que pienso no encuentro el motivo, pero cada día perdíamos un poco de aquella gran ilusión que nos llevo a querer pasar el resto de nuestra vida juntos.

Nos falto valor para afrontar el fracaso despedirnos como amigos y no dejar que la vida nos pasara por encima sabiendo que podían estar esperándonos otras ilusiones, otros proyectos, otros lugares….Hemos sido unos cobardes y ahora solo nos mantiene unidos la monotonía de lo acostumbrado, de lo sabido y en mi caso además un amor dependiente, malsano por el  que nunca me atrevería a dar el primer paso.

Durante el día todo transcurría con normalidad. Dábamos la impresión de ser una pareja de jubilados que se deslizaba por esta etapa con calma y la llama del amor aun viva disfrutando de su mutua compañía

Pero al llegar la noche todo cambiaba, el espacio que separaba nuestras camas se había convertido en un foso tan profundo que él no quería o no podía traspasar.

Asomada al mirador veía encenderse alternativamente los faros del puerto, así  mi ánimo iba desde el verde de la esperanza de los  días, al rojo del rechazo por las noches. Yo lo necesitaba, necesitaba su aliento, sus caricias. ¿Si se había cansado de mí,  por qué no abría la puerta de la jaula y se iba? sabía que yo nunca podría hacerlo, estaba demasiado atada a él.

En sus rechazos de cada noche veía vejez no desprecio, eso era lo que deseaba imaginar. No le pedía mucho solo el calor de su cuerpo, unos cuantos besos cariñosos y un hasta mañana sonriendo.

Nunca pierdo la esperanza, por eso esta noche he abierto la madrugada caminando de faro a faro.

lunes, 12 de febrero de 2024

LA CONCIENCIA POSITIVA

 

CONCIENCIA POSITIVA

 

Mide cinco centímetros, usa gafas y viste de azul. Esta noticia saltó a las redes armando un gran revuelo, se había escapado de algún despistado una conciencia positiva, se distinguen porque las negativas visten de negro y ven el mundo de ese color, las positivas, al contrario creen que todo puede mejorar y llevan gafan para ver hasta en el último rincón cosas buenas.

Las azules nos quedamos un poco por debajo en número, por eso es urgente  encontrarla y sumar otras muchas para ver que en el mundo también hay bondad.

jueves, 8 de febrero de 2024

EL GRITO (pintura de Munch)

 

BUSCANDO LA MOTIVACIÓN      ( El grito)

 

Mirando el cuadro acabado busco las motivaciones que dirigieron mis pinceles  y la verdad es que no encuentro ninguna.

No es mi estilo, es un cuadro deprimente, distorsionado y de una profunda tristeza. Los colores si me han quedado bien van perfectamente con ese paisaje aterrador. Pero ¿por qué lo pinté? ¿Sería una pesadilla que no recordé y el subconsciente la hizo realidad? ¿Seria el No rotundo de mi galerista  a mis últimos cuadros? dice que son blandos, descafeinados que transmiten poco, si incluyo este igual los acepta, pues mirándolo sin pasión es todo lo contrario. Los mensajes que manda son de rabia, desesperación, asombro, los ojos muy abiertos y los iodos tapados.

Si que en la buhardilla donde vivimos sube mucho ruido del patio, gritos de mujeres, llanto de niños y todo tipo de improperios de los hombres, en fin, irónicamente, un lugar mágico para la inspiración.  Pero no creo que fuera eso, es verdad que algunas veces me desesperan pero después de tantos años creo que me he acostumbrado.

¿Qué pudo ser? Acostumbro a pintar siempre a medio día cuando la luz es mejor, en fin , ya lo pensaré, estoy dándole las ultimas pinceladas y …Ahora caigo  esa musiquita es la sintonía de las noticias que mi mujer oye a diario a esta hora. ¡Ya está claro cuál fue la motivación! Siempre malas noticias, guerras, secuestros, violaciones, pateras hundidas etc. Todas estas noticias se colaron por mis oídos sin prestarle atención y llegaron a mi cerebro que lo proceso, traduciéndolo en un horrible grito a través de mis pinceles.

 


 

lunes, 5 de febrero de 2024

LA COINCIDENCIA

 

LA COINCIDENCIA

 

Se llama Juan como papá, le dije a mi hermano, es un poco más calvo y más gordito, pero puede servir de papá suplente porque se llama igual, otra cosa seria que cuando no estuviera papá, ese señor se llamara Antonio o Pedro. Mama lo ha hecho bien, cuando habla por teléfono con la abuela le dice: estoy con Juan y no dice mentira que es pecado.

Me gustaría que papá lo conociera, pero no pueden estar juntos, no sé porque, sería estupendo que vieran que yo me parezco a un Juan y tú al otro. Milagros de mama.

sábado, 3 de febrero de 2024

LA BIBLIOTECA

 

LA BIBLIOTECA

 

Me gustan los libros, su olor, su tacto, la imaginación me lleva por caminos de personajes aun no conocidos que siempre pienso han sido escritos para mí, por eso trabajar en una biblioteca era mi sueño ¡Vivir entre libros! ¡Hacer de ellos mi mundo!  Me prepare bien pero estaba engañada con el trabajo, todo era burocracia, atención al público y ni un momento para recrearte disfrutándolos.

Por eso llamó mi atención aquel anuncio, necesitaban una persona  para clasificar, tasar  y ordenar una gran biblioteca particular, el dueño había fallecido y sus descendientes querían saber el valor de los libros antes de buscar comprador. El contrato era por un año, el sueldo bueno y no lo dudé.

De entrada la casa me sorprendió, estaba en medio del campo, era una palacete bastante deteriorado del siglo XIX, tenia clase, se subía del jardín por unas escaleras de medio círculo y desde arriba podía apreciarse lo que el tiempo y la desidia habían hecho de él, árboles secos, parterres comidos por matas impuestas por la naturaleza que había vuelto a recuperar su terreno.

Por dentro la casa no estaba mal, habían habilitado el ala donde estaba la biblioteca para mí, por las mañanas vendría una señora del pueblo para los quehaceres domésticos y cocinar, el resto del día y la noche estaría sola con los libros. ¡Mi sueño hecho realidad!

Al entrar en la biblioteca me sobrecogió un silencio como el de los monasterios. ¡Tantas palabras allí guardadas deseando que alguien las liberara de su encierro!

Era una habitación rectangular, suelo de madera con gruesas alfombras, sillones en sitios estratégicos, lámparas cerca de ellos para una cómoda lectura que daban una luz amarillenta como la de los cementerios, tuve la sensación de que las palabras no estaban dormidas si no muertas al haber pasado mucho tiempo sin que nadie se acordara de ellas.

Las paredes estaban forradas de arriba abajo por preciosas estanterías, algunas acristaladas, otras en forma de celdillas o cuadrados en lugar de la larga leja. Olía a papel antiguo. Al abrir las contraventanas el aire se lleno  de motas de polvo que giraban alrededor de un pequeño rayo de sol que había osado entrar. Era un lugar magnifico, sería muy feliz allí.

Me dejaron una bicicleta para dar paseos por los alrededores o acercarme al pueblo, nada me ataba al mundo de fuera, este sería el mío durante un año.

A la mañana siguiente después de un abundante desayuno entré en mi “Castillo” como lo llamaría a partir de entonces. Empecé a familiarizarme con los libros pasando de un estante a otro hasta que llegue  a uno de los armarios acristalados, intente abrirlo pero parecía cerrado con llave, por mucho que busqué no la encontré en ninguno de los cajones, intrigada me acerqué y vi que contenía libros de cuentos antiguos, uno de ellos tenía  la cinta  que señalaba por donde continuar la lectura. ¿Qué significaba esa cinta? ¿Habría en él algún mensaje?

Mi imaginación no me dejo dormir esa noche, creé un sinfín de historias a cual más rocambolesca, ¿Por qué y quien había dejado ahí esa señal?

A la mañana siguiente, cuando llegó la señora de la limpieza, yo ya estaba esperándola en la escalera y como si me fuera la vida en ello le conté que el armario estaba cerrado y necesitaba la llave para empezar a trabajar.

Se sorprendió diciéndome” En la biblioteca no se ha cerrado nunca ningún armario”, efectivamente haciendo girar el pomo un poco más y presionándolo se abrió, los años no perdonan ni a las maderas más nobles.

Con temblor en los dedos y el corazón palpitando cogí el libro abriéndolo por donde señalaba la cinta, un papel cayó al suelo, era del dueño de la casa y decía lo siguiente” Mis ojos se van oscureciendo día a día, las letras bailan delante de ellos, he vuelto a leer los cuentos que me llevan a mi infancia y hasta aquí he llegado, quisiera que a mi muerte mis libros volaran haciendo felices a aquellos en cuyas manos caigan”.

Esa mañana ya tranquila empecé mi trabajo y recuerdo ese año como uno de los más felices de mi vida.