martes, 25 de febrero de 2020


DIARIO ÍNTIMO

             Lunes 17/ 2/ 2020
A las 9:30 yoga. Nadie ocupa aun el sitio de la compañera fallecida, duele todavía. Han venido a comer 2 de mis nietos, la casa huele a vida, risas, inocencia, juegos. Al pasar, el piano me llama, he decidido volver a acariciarlo, me lo agradece. Vuelta a casa, silencio transparente, rebotan en las paredes mis “buenas noches”.

Martes 18 /2 / 2020
Empezó regular. Supermercado, Corte Ingles. No me gusta ir de compras, hoy era necesario para la supervivencia: frigo vacio. Por la tarde, paseo con dos de mis hijos para esperar a mis nietas. Les llevo la merienda, sonrisas, guiños y abrazos. Clase de teatro, vivir otras vidas, entre palabras y versos. Vuelta al silencio.
Miercoles19/2/2020
Yoga. Doy gracias a mi cuerpo que aun acompaña a mi mente. En la peluquería hay una chica nueva, con ganas de agradar, me gusta. Toda la tarde de Literatura. En el Bazar desmenuzamos “El Dolor de los demás” para mí la ganadora. Después Espronceda, con él, vuelvo a ser joven. Vuelta al silencio, no de sonidos, sino de confidencias, caricias y sentimientos.
Jueves 20/ 2/ 2020
Por la mañana médicos. Algo nos recuerda que somos humanos. No he tenido tiempo de acariciar el piano. Tarde de literatura y teatro. Me han dado el premio de las Jornadas Carmen Conde. Partes de él viven en mis recuerdos. Clase de teatro. Salgo de mí para crear un personaje. Vuelvo al silencio no querido.
Viernes 21 /27/2020
Yoga. Dar las gracias por todo lo que te rodea, es el primer escalón para intentar eso tan difícil que es ser feliz. Tarde con amigas, partida de cartas. Pertenecer a un grupo refuerza tu autoestima. Acaba el día con teatro,” La comedia inacabada” de García Lorca. Magnifico como siempre. Vuelta a casa. Silencio.





                  CAOS
No he pasado nunca tanta vergüenza, soy una modelo profesional, poso para pintores importantes, pero ni cuando eran desnudos integrales (que es lo que más me solicitan) lo he pasado tan mal. Me ha dicho mi representante que este cuadro es para la portada de un libro, pero a mí me da mala espina.
Estoy rodeada de gente absurda, con ropas aun más absurdas. El pintor ha tardado meses en dar por buena la composición. Mira que el que ha vestido de muerte…es que me da repelús solo pensar que lo tengo tan cerca. También hay  un terrorista apuntándome con un fusil. El “Artista” dice que no me mueva, pero como no voy a moverme con el susto que tengo en el cuerpo, ¿Y, si como lo quiere todo tan real, le ha puesto balas? Además ha dejado poca luz. Dice que es para meterse más en el tema y la iluminación enfoca solo  a los que está pintando en ese momento.
La veleta o lo que sea que tengo encima, me va a dar en la cabeza, me correré un poco hacia la izquierda.
También hay un hombre con un bastón que lleva media coraza y su cara refleja indiferencia ante el horror de la composición. No puedo moverme mucho, pero de vez en cuando echo una ojeado a mí alrededor y los observo. Tanto él, como el perro que juega a la pelota pasan de todos nosotros.
 El otro día, el que hace de muerte dio un pequeño grito. Yo creo que fue porque el que está detrás le metió mano.
 Pero al que de verdad me dan ganas de darle un bofetón es al gordo que me mira tontamente y se ríe.
No pienso posar más para este pintor. Estoy horrible, toda blanca, el pelo rojo y hasta un pequeño bigote me ha hecho poner. Sí que las modelos tenemos que aceptar todo, ese es nuestro trabajo, pero lo que no le perdono son esas piernas deformes que me está pintando, el otro día me asome y casi me da un “patatús”. En fin, todo tiene algo bueno, nadie me reconocerá y podre  seguir siendo la modelo elegante que se rifan los pintores.
¡¡Anda que si esta es la portada, como será el libro!!






martes, 11 de febrero de 2020


                              CARTA DE SAUL
Me llamo Saúl, tengo 11 años y vivo en una casa de tela. Muchas casas de tela forman mi ciudad.
Hoy han venido unos señores para denunciar al mundo la tragedia en la que vivimos, eso han dicho, y me han hecho una foto.
¿Pero es que hay otra vida? Yo soy sirio, lo sé  porque lo dice mi madre, pero yo nací aquí y no conozco otra.
De vez en cuando, viene personas como las que he dicho antes y nos traen cosas: ropa, mantas, comida… pero somos muchos y alguien se queda siempre sin nada.
La vez anterior yo tuve suerte y me dieron las gafas que llevo puestas, gracias al niño que no le servían yo puedo ver mejor, antes me mareaba.
Cuando vienen siempre estoy a su lado, cuentan cosas muy bonitas sobre ciudades hechas de piedra, no de tela, arboles grandes, trenes, coches y muchas cosas más que nos hacen tener ganas de salir de aquí cuanto antes.
El otro día vi todo eso en el ordenador que trajo la señora guapa y simpática. A mí me cae muy bien. Le pedí libros y me los ha traído. Ella es la que me ha animado a escribir esta carta. Dice que somos noticia de un día y que luego se olvidan de nosotros. Eso no es posible, somos personas como ellos, será por algo que no llego a entender.
Cuando sea mayor seré periodista, como mi abuelo, dirigía un periódico y dice mi madre que era de los mejores. Iré por todo el mundo contando la verdad de lo que pasa en estas ciudades de tela y por fin sabré la razón de tanta injusticia.
Pensad en nosotros cuando estéis calentitos en vuestras cómodas casas y con la mesa bien llena. No nos olvidéis, por favor.
Un beso de Saúl