ME
SIENTO JOVEN
Me
siento joven, aunque los tacos de calendario y demás papeles no opinen lo
mismo. Mi mente esta lucida y mi cuerpo, aunque con alguna dificultad, todavía
responde a los retos que le impongo.
Pero
hay un sentimiento extraño dentro de mí. Me da la impresión de que este ya no
es mi tiempo, no siento como mías muchas de las cosas que este siglo XXI pone a
mi alcance.
Todo ha
avanzado demasiado deprisa, creo que el mundo ha cambiado más a lo largo de mi
vida, que en los 100 años anteriores. Al principio podía coger ese tren y
bajarme de él con facilidad, pero con forme han ido pasando los años, ha
acelerado de tal modo que soy incapaz de subirme sin ayuda y con bastante
esfuerzo.
Me
refiero a las llamadas” Nuevas Tecnologías”. Que si bien es cierto a veces nos
hacen la vida más fácil, como poder sacar la cita del médico a la hora que
quieras, sacar entradas, billetes, y el gran invento del Skipe para poder ver y
hablar con los que están lejos. etc… La mayoría de las veces nos la complica.
Algunos ejemplos de estos son: tener que ir al cajero automático para
matricularte de un curso, y es tan complicado (la cola de detrás te lo hace
también mas difícil) que hay que entrar a pedir ayuda, y no me gusta nada la
cara de conmiseración que pone el joven, cuando con toda amabilidad te resuelve
el problema.
Otro
ejemplo (y este me toca de lleno, porque he sido maestra) en algunos colegios
los niños tiene que dejar allí los libros, para que no se les olviden cuando
les toque esa asignatura,( maleducando la responsabilidad)y les dan unas claves
para poder estudiar en casa con el ordenador. ¿Qué pasa si hay un ordenador y
tres niños?
De los bancos no digamos…Pero en fin estas son
cosas materiales que si tú no puedes otra persona te lo solucionara.
Lo peor
para mi es que me parece que se están perdiendo valores fundamentales, como el
esfuerzo, el respeto a los mayores, la responsabilidad, el afán de superación.
Todo se banaliza. Las redes sociales que podían ser un instrumento maravilloso
de comunicación, se han convertido, a mi entender, en escaparate de los “Egos”,
criticas de taberna o trasmisores de mentiras, calumnias y odio.
En la
era de la comunicación, los jóvenes se miran a los ojos menos que nunca.
Yo pertenezco
a esa generación que respetaba a sus padres y también a sus hijos.
Lo
siento pero no me gustan muchas cosas de este siglo y me apena que viviendo en
él no lo sienta como mío.
MILAGROS MARQUEZ