LA CITA
Esa
tarde estaba inquieta, se había peinado y maquillado con esmero, el vestido de
lunares le sentaba como un guante,” Un poquito más de tela, “le habría dicho su
padre, pero ella se encontraba realmente guapa, ideal, pero ideal ¿Para qué?
¿Tenía alguna cita?
Allí en
el sofá rodeada de libros, pensaba ¿Había alguna lógica en todo aquello? ¿Lo
estaba llevando a un extremo de imposible retorno? ¿Podría vivir en ese mundo
de fantasía?
Porque
era cierto que tenía una cita, pero no con un ser real sino con el protagonista
de su novela favorita, la que le estaba haciendo perder el juicio, la había
seleccionado entre varias para esa tarde y las desdeñadas pululaban a su
alrededor, esperando una segunda oportunidad.
No estaba tranquila, tenía el presentimiento
de que él la traicionaba, lo leyó entre líneas en la página 103, ahora lo
descubriría todo era el último capítulo, nerviosa abrió el libro y allí encontró la más bella
declaración de amor que nunca hubiera logrado imaginar y estaba dirigida a ella,
que la protagonista se llamara igual,
era un detalle sin importancia.
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