martes, 29 de diciembre de 2020

 

VOLVERAN LOS ABRAZOS

Desde mi ventana veo pasar la vida. Coches circulando, árboles a los que se les caen las hojas marrones del otoño, niños que salen del colegio, todo parece normal pero no lo es. Lo que captan mis sentidos es cualquier cosa menos humano.

Nos han privado de la sonrisa poniéndonos una máscara, la sonrisa que es exclusivamente humana. No hay abrazos, ni besos y se rehúye la cercanía del otro.

La niña que corre no la recibirán unos brazos abiertos cerrándose después alrededor de su cuerpo en ese contacto físico íntimo, donde saboreamos hasta el olor del otro.

Recuerdo los abrazos de mi madre que eran infinitos y yo intentando deshacerme de ellos para buscar algo mucho menos importante.

Abrazos de enamorados, cuando después de mirarse largamente a los ojos, se envuelven en él como si fuesen un solo cuerpo, inclinando la cabeza sobre el hombro del otro, sintiendo la protección y el cariño que pasa a través de los poros, como si de la osmosis del amor se tratase.

Abrazos a amigos, abrazos a ancianos, tan faltos de ellos. Abrazos, abrazos, abrazos…Ahora están prohibidos y pienso en cómo debían haber sido aquellos que di mal, sin entregarme del todo por la urgencia de algo, que para mí, no tenia espera, o esos que no di y que nunca recuperare.

Volverán otros y quiero  entrar en ellos como si cada uno fuera el último.

Pienso que si volvieron las golondrinas y florecieron de nuevo las madreselvas, ¿Por qué no van a volver los abrazos?

                                               

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