miércoles, 26 de junio de 2024

UNA MALA INTERPRETACIÓN

 

UNA MALA INTERPRETACIÓN

 

Y mucha, muchísima mala leche, que yo no tengo, hacía falta para contener los exabruptos que me caían encima como una lapidación, si llego a saber para lo que me quería el jefe no me quito los tapones, hubiera  disimulado asintiendo a todo con cara de tonta, pero creía que era para felicitarme por mi trabajo y eso siempre es bueno oírlo.

Tuvieron la culpa los malditos tapones, no resisto el ruido de la oficina y entendí mal el número, lo marqué sin darme cuenta de que él estaba hablando y a partir de ese momento tuvo una conversación a tres bandas con su esposa y su amante.

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