UN
LUGAR DONDE VIVIR.
Amaneció
lloviendo sobre mí una especie de barro oscuro, acorde con los tiempos que les
ha tocado vivir a los habitantes que me habitan, porque yo soy su ciudad. Una
ciudad mediterránea, agradable, luminosa. En mí han encontrado desde hace
muchos siglos, hombres y mujeres de muchas razas, ese sitio donde echar raíces,
desarrollar sus culturas, sus formas distintas de vivir, algunas veces en paz y
otras en guerra, pero siempre intentando salir adelante, prueba de ello son las ciudades que hay debajo de la que soy
ahora.
El
ideal toda ciudad es ser un poco humana para poder acercarse a sus habitantes en grandes parques donde
puedan respirar, relajarse o hacer deporte. Debemos adaptarnos a sus
necesidades, para que puedan pasear sin excesivo ruido o temiendo que algún
aparato eléctrico los arroye.
Si te
quieren y te cuidan, tú los quieres y disfrutas viendo cómo se desarrolla la
vida. Todas las generaciones creen que han descubierto el amor en los jardines
solitarios, como esa pareja que veo ahora agarrados por la cintura deseando la
intimidad que proporciona la noche.
Veo a
niños en una plaza inventando juegos ya inventados hace siglos, cantados o
realizados de otra manera pero que siempre son los mismos.
Gente
apresurada por no llegar tarde a su trabajo, teniendo en la cabeza mil ideas y
proyectos con los que poder mejorar su vida y la de los suyos.
Cabezas
de pelo blanco sentados en bancos de los parques, teniendo ya más recuerdos que
ilusiones y sintiéndose felices por los rayos de sol que reciben.
Hombres
y mujeres con el carrito de la compra, pensando si podrán pagar todo lo que llevan en la lista.
Grupos
de amigos que se juntan, simplemente por el deseo de estarlo y compartir lo
bueno o lo malo que les haya ocurrido.
Así
podría seguir describiendo lo que veo a mí alrededor mucho tiempo y no solo
personas, las piedras de los edificios también me hablan. Hay verdaderas
maravillas abandonadas a su suerte por intereses no siempre recomendables. No
se dan cuenta de que lo que me embellece son los años de historia bien
conservados.
Por
favor, no me dejen morir creando otra nueva en los arrabales. Veo calles
tristes olvidadas, de las que la vida parece haber huido y mucho más cercanas a
mi puerto, del que cantaron sus maravillas poetas y escritores de todos los
tiempos.
Soy
Cartagena. Milenaria , orgullosa y bella.
Muy bonito y muy bonita ciudad.
ResponderEliminarTienes razón Cartagena es muy bonita.....me ha gustado mucho tú relato
ResponderEliminarSoy cartagenera de nacimiento y de tradición familiar. Espero que sepamos cuidarla y legar esta bonita ciudad a nuedtros descendientes
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