jueves, 31 de marzo de 2022

 

UN DIA DE LLUVIA

 

Estoy detrás de la ventana viendo llover, algunas veces arrecia y las gotas rebotan con fuerza en el suelo. No voy a salir, ya no tengo obligaciones de trabajo, hijos que recoger del colegio o alguna otra actividad como compras imprescindibles para el buen funcionamiento de la casa, en fin, que no tengo nada que hacer urgente. Todos los agobios pasaron, sin darme cuenta de que con ellos se iba yendo mi vida, pero no tenía tiempo para pensar. Ahora sé que todas las cosas buenas estuvieron ahí y hoy las disfruto con la pena del pasado y no con la alegría del presente.

Este último tramo lo acepto con serenidad, descanso y vuelve a mí todo el cariño que antes he dado.

Los arboles que veía ayer estaban desnudos, los últimos vientos tuvieron la culpa y las pocas hojas que les quedaban eran negras, viejas, muertas. Hoy se ha obrado el milagro, tímidamente les están saliendo brotes verdes y alguna hojita limpia por la lluvia. Un año más la vida se abre paso por mucho que algunos seres “poco humanos” se empeñen en cortarla de raíz. Tenemos tanta información que nos olvidamos de cosas importantes como que está llegando la primavera.

 

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