sábado, 17 de febrero de 2024

LA NOCHE

 

LA NOCHE        (Premio Jornadas Carmen conde 2018)

 

Tenía miedo de que llegase la noche y las esperanzas acumuladas durante el día, se deshicieran como nieve entre mis dedos.

Habíamos sido felices ¿Cuándo empezó a romperse todo? Por más que pienso no encuentro el motivo, pero cada día perdíamos un poco de aquella gran ilusión que nos llevo a querer pasar el resto de nuestra vida juntos.

Nos falto valor para afrontar el fracaso despedirnos como amigos y no dejar que la vida nos pasara por encima sabiendo que podían estar esperándonos otras ilusiones, otros proyectos, otros lugares….Hemos sido unos cobardes y ahora solo nos mantiene unidos la monotonía de lo acostumbrado, de lo sabido y en mi caso además un amor dependiente, malsano por el  que nunca me atrevería a dar el primer paso.

Durante el día todo transcurría con normalidad. Dábamos la impresión de ser una pareja de jubilados que se deslizaba por esta etapa con calma y la llama del amor aun viva disfrutando de su mutua compañía

Pero al llegar la noche todo cambiaba, el espacio que separaba nuestras camas se había convertido en un foso tan profundo que él no quería o no podía traspasar.

Asomada al mirador veía encenderse alternativamente los faros del puerto, así  mi ánimo iba desde el verde de la esperanza de los  días, al rojo del rechazo por las noches. Yo lo necesitaba, necesitaba su aliento, sus caricias. ¿Si se había cansado de mí,  por qué no abría la puerta de la jaula y se iba? sabía que yo nunca podría hacerlo, estaba demasiado atada a él.

En sus rechazos de cada noche veía vejez no desprecio, eso era lo que deseaba imaginar. No le pedía mucho solo el calor de su cuerpo, unos cuantos besos cariñosos y un hasta mañana sonriendo.

Nunca pierdo la esperanza, por eso esta noche he abierto la madrugada caminando de faro a faro.

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