sábado, 26 de octubre de 2024

EL GRITO DESGARRADOR

 

UN GRITO DESGARRADOR

Un grito desgarrador rompió el silencio de la tarde. Los vecinos salieron a sus puertas asustados pues en los años 50 del pasado siglo eran frecuentes los registros sin avisar.

El grito había salido del número 22. Las vecinas murmuraban: Tiene que haberla matado, se veía venir, ¡pobre mujer!, yo ya sabía que iba a pasar

Cuando se abrió la puerta y salió el marido todos se agolparon para ver el cadáver.  En ese instante sonó otro grito y el que estaba más cerca dijo: No ha sido nada, era la novela de la radio.

LA RADIO

 

 

LA RADIO

Se acercaba la hora. Como todas las tardes había expectación en esa cocina de la España triste de los años 40. No era muy grande pero todas las cosas importantes de la casa sucedían en ella. No os imaginéis una cocina luminosa como las de ahora. Ésta tenía un poyo con dos hornillas de carbón. Ponerla en marcha era todo un ritual. Primero se metía el carbón en el hueco, después papeles y, por último, teas, que eran unos palitos finos de madera que ardían muy bien. Se encendía con una cerilla y después con un abanico de esparto, mangual se llamaba pero mi abuela andaluza le decía “Zoplillo”, se abanicaba la boca que tenía abierta paralela al suelo. El humo salía por una chimenea de piedra en forma de campana y una vez conseguido el fuego, ése era el mejor lugar de la casa. Se estaba caliente, estaba limpio y, dentro de su pobreza, era acogedor.

Recuerdo que había dos tinajas grandes con agua que tenían una piedra amarilla en el fondo, luego supe que era azufre para que no le salieran gusarapos pues era el agua de beber. A mí me daba “repelús” y no quería pensar en esos bichos. Las tinajas se llenaban con el agua que traían los aguadores en carros tirados por caballos pues, aunque era una ciudad costera y plaza fuerte militar, aun no había llegado a ella el agua corriente.

Para los demás servicios sí salía agua de los grifos. Se llamaba “agua inglesa” porque una empresa de esa nacionalidad la comercializaba y había puesto un gran depósito en una de las colinas que rodean la ciudad que, desde entonces, se llamó “Cantarranas”, os podéis imaginar por qué. Ese agua era salobre y abundaba en el subsuelo de la zona.

Pero volvamos a esa cocina. Lo más importante que había en ella era una radio de galena  que mi padre trajo un día y fue la alegría más grande que tuvimos en mucho tiempo.

Mientras comíamos y también durante la cena se oía ”el Parte”. Así se llamaba el noticiario de entonces. Lo escuchábamos con un silencio reverencial, yo creo que más que en Misa. La mitad de las noticias no las entendía pero por la cara que ponían los mayores me imaginaba si eran buenas o malas.

Para mi madre, siempre en la cocina, era su fiel compañera. La música de los boleros, las canciones españolas casi siempre lacrimógenas, de amores, traiciones y engaños, los pasodobles alegres,…, todas ellas conocidas mis hijos porque mi madre me las cantaba a mí y yo a ellos.

Estaba la radio en una leja no muy alta para poder llegar a los mandos y cambiar de emisora aunque todas parecían la misma.

Los domingos por la tarde venían unos amigos de mi padre para oír el resumen de los partidos de futbol y saber el resultado de las quinielas. Así se ahorraban de ir al bar que había en una plaza donde, al lado de la puerta, colgaban una pizarra y un camarero subido a una escalera iba poniendo con tiza el tanteo de los equipos que jugaban ese domingo. Todos suspiraban por los 14

He empezado diciendo que se acercaba la hora. A  las seis en punto de la tarde, de lunes a viernes, se reunían en la cocina mi madre, mi abuela y algunas vecinas para oír el serial radiofónico de turno. Algunas de ellas, con solo oír la música de cabecera del programa, ya tenían que sacar el pañuelo, grande como una sabana, pensando en la desgracia que ese día les esperaría a los personajes.

Ahora, al recordarlo, me parece enternecedor que mujeres maduras que habían soportado una guerra y estaban en lo peor de la postguerra se dejaran arrastrar por unas desgracias que, seguramente, serían mucho más leves que las suyas, consolándose al pensar que esos personajes tan importantes también tenían que soportar lo malo que la vida les mandara.

Recuerdo sus caras de niñas grandes ilusionándose al oír un “te quiero” o un “hijo mío” que ellas habrían pronunciado tantas veces. Los suspiros se escapaban de los labios de algunas al escuchar cómo traicionaban un amor, situación que algunas habrían sufrido.

Colgaba del techo una bombilla con poca luz que pendía de un cable sucio por los humos. Casi todas iban de negro con su delantal a cuadritos. Parecían mujeres derrotadas por la vida pero, cuando la protagonista era una aristócrata o una importante triunfadora, todas se veían en ese espejo y eran felices por unos momentos.

Ésa es la magia de la radio. Solo te da sonidos pero con la imaginación te puede llevar a personajes, emociones, sentimientos o lugares donde siempre has querido estar.

Bendita la radio que con esos programas hacía más llevadera la tristeza, la oscuridad y el silencio de aquellos años.

miércoles, 23 de octubre de 2024

LA ULTIMA POSE

 

MI ÚLTIMA POSE

Esas ramas han crecido con tu savia, me dijo el pintor del que he sido modelo muchos años. Después del accidente no quería que pintara mi rostro, no me importa, dijo, tienes mucho que transmitir, te voy a pintar de espaldas.

Durante las sesiones no paraba de preguntarme por mi vida, mis recuerdos, las personas que se habían cruzado en mi camino, como me sentía en esos momentos, si guardaba imágenes positivas de ellos.

Es agradable hablar cuando tienes que estar inmóvil largo tiempo. Lo que empezó como una conversación intrascendente fue subiendo de carga emocional y terminé abriéndole mi alma, hasta las cosas más escondidas salieron en aquellas sesiones, fue para mí una verdadera catarsis, allí se hicieron presentes dolores escondidos a los que no quería volver pero que no conseguía olvidar, alegrías que duraban poco, como esas ramitas cortas y débiles que cualquier viento arrastra, amores intensos llenos de fuerza y sangre, desilusiones que dolían en las vísceras, una rama larga salía de ellas y se ramificaba en otras pequeñas para que no se llevara el desengaño toda la savia.

En esos momentos quería renacer, seguir, la vida es hermosa aunque recibas el blanco y lo negro de ella.

El pelo hacia delante deja la espalda como un mapa en blanco donde he podido escribir tu vida, me dijo y esa mano que asoma temerosa va buscando buenos recuerdos para poder seguir creando, imaginando, viviendo, que nada nos aplaste, que nada nos frene, siempre habrá ramas nuevas a las que aferrarse.

 

 

 

martes, 22 de octubre de 2024

LA MANO

 

LA MANO

 

Las obras del convento no progresaban, el techo que cayó sobre las monjitas mientras hacían dulces, estaba sin terminar y todo por una tontería: una mano salía por una rendija y saludaba a los obreros al marcharse, dijeron que sería la de algún Santo que les daba su bendición cada noche, por eso ralentizaban las obras.

Las monjitas viendo que no podrían terminar los dulces para Navidad, les prometieron participar de las ganancias, a partir de entonces las obras siguieron a buen ritmo y la mano siguió saludando con el anillo del capataz, como siempre. 

miércoles, 16 de octubre de 2024

EL CHICO DEL CIGARRILLO

 

EL CHICO DEL CIGARRILLO

 El pueblo estaba en fiestas y nosotros enamorados. En la plaza iluminada con abundantes bombillas, tocaba una pequeña orquesta y luchaba por hacerse oír un cantante ya entrado en años. Esa plaza siempre estaba a oscuras y era refugio de gatos y maleantes, palabra muy usada entonces,  reflejo de la oscuridad que reinaba en la España de principios de los años 60 del pasado siglo.

El baile nos enardeció y como las manifestaciones de cariño en público estaban prohibidas nos fuimos al callejón para que nadie vigilara nuestros besos, solo la luna seria nuestro cómplice.

Pasó el fotógrafo al que le pedimos que nos hiciera una foto, yo fumando y demostrando quién mandaba con ese brazo por encima de su hombro y ella rendida la cabeza sobre el mío. Yo serio , ella alegre. Faltaba una semana para irme a Alemania  a trabajar, en el fondo yo no quería, me gustaba el campo y la idea de una gran fabrica no era mi sueño, pero Lucia quería salir de la oscuridad del pueblo.

Al principio las cartas eran apasionadas, de amantes frustrados, lo que no habíamos sido capaces de decir por vergüenza, allí estaba escrito en ese papel que tanto trasmitía.

Pero nada es para siempre, de esas cartas fueron desapareciendo los amantes y  saliendo los amigos que siempre habíamos sido, espaciándose hasta desaparecer, hace ya tantos años que no recuerdo quien corto con quien, qué carta fue la que no llego nunca.

Hice mi vida en este país que nunca considere el mío, la rutina como escusa me impidió volver. Me casé tuve hijos y desilusiones.

Ahora soy mayor y estoy solo con esta foto en la mano viendo la pared desconchada y sucia como una premonición de lo que iban a ser nuestras vidas.

Hace muchos años que guarde en el fondo de mi memoria estos recuerdos que tanto me duelen, por eso es mejor no arreglar los cajones mucho tiempo olvidados, si queremos mantener encerrado el  pasado.

 

martes, 15 de octubre de 2024

SALIR DE CAZA

 

SALIR DE CAZA

 

A la muerta hoy también le ha arrancado la cabeza, lo ha hecho con rabia a la vez que murmuraba: ¿Por qué te has tenido que morir? ¿No os cuido bien? No comer en una semana tampoco es para morirse, tu compañera resiste, tendré que salir a buscar otra igual, me acercare despacio y le hablaré para que tome confianza, le llevare cosas que os gustan y aparentare ser una buena persona.

Cuando localice el sitio donde os ponéis a esperar tomando el sol y alguna no huya de mí la atrapare con la red.

Mañana iré de caza, es triste tener un terrario con una sola lagartija.

jueves, 10 de octubre de 2024

LAS MUÑECAS DE TRAPO

 

LAS MUÑECAS DE TRAPO

 

Aún juega, sin avergonzarse, con nosotras, sus muñecas.

Eso es lo que estáis pensando estúpidas muñecas de trapo con ojos de botones y pelo de lana amarilla, pero jugando con vosotras los hombres de blanco que vigilan este lugar no se dan cuenta de lo que pasa, os peino, os visto y hasta os pinto los labios de rojo ¡estáis horrorosas! Pero sois la avanzadilla del ejército de muñecas hechas con retales y rellenas de paja que conquistara el mundo, así pasareis inadvertidas, absorberéis con vuestra fealdad todo lo malo que el hombre ha ido sembrando sobre la tierra, os convertiréis en seres de luz  y mi misión se habrá cumplido.

martes, 1 de octubre de 2024

HORAS, MINUTOS, SEGUNDOS

 

HORAS, MINUTOS, SEGUNDOS.

 

El tiempo había sido siempre su problema, más bien su falta para poder llevar a cabo lo que en su imaginación pensaba como aficiones interesantes, pero el trabajo y la familia lo ocupaban todo.

Era feliz aunque le faltaba algo que fuera solo suyo y empezó a escribir, encontraba un gran placer en ello y no le quitaba mucho tiempo.

En sus historias siempre había un reflejo de ella, de sus inquietudes, de sus deseos, de lo que haría cuando” tuviera más tiempo”. Escribía relatos de lo más variado hasta se atrevió con alguna escena de teatro, otra de sus grandes aficiones para”cuando tuviera tiempo”. Y así era feliz con la familia y compartiendo con sus personajes otra parte de la vida.

Pasaron los años, los hijos crecieron y se fueron de casa, quedó sola con su compañero y llegó la jubilación, podía empezar con algunas cosas siempre pospuestas, el yoga le gustaba, ejercicio y relajación. Por supuesto siguió con sus relatos.

Parecía que esa felicidad no iba a terminar nunca pero su marido murió y ella con él, después de tanto luchar, esperando, siempre esperando había perdido lo que más quería, su amante, su amigo, su compañero, su confidente, pues todo eso y mucho más era su marido para ella. Dejó de escribir, solo hacía un diario que llamaba “de mi soledad”, pero con eso hundía más el cuchillo en la herida.

Ahora que le sobraba tiempo no sabía ni quería utilizarlo, sus fantasías de juventud eran un pobre sucedáneo de lo que había perdido, ¿Se puede reciclar una persona a partir de los sesenta años? Llevas encima una mochila de recuerdos que te aplastan. Se fue haciendo a la idea de bajar el último tramo sola y así empezó a ir a conferencias en la Universidad de mayores. De eso hace ya muchos años, poco a poco fue retomando actividades y empezando otras, la vida le había dado otra oportunidad. Lo que nos lleva hacia atrás son los recuerdos, no hay que olvidarlos pero no anclarse en ellos, hacia delante nos llevan los sueños y estos no hay que perderlos nunca.