martes, 22 de octubre de 2024

LA MANO

 

LA MANO

 

Las obras del convento no progresaban, el techo que cayó sobre las monjitas mientras hacían dulces, estaba sin terminar y todo por una tontería: una mano salía por una rendija y saludaba a los obreros al marcharse, dijeron que sería la de algún Santo que les daba su bendición cada noche, por eso ralentizaban las obras.

Las monjitas viendo que no podrían terminar los dulces para Navidad, les prometieron participar de las ganancias, a partir de entonces las obras siguieron a buen ritmo y la mano siguió saludando con el anillo del capataz, como siempre. 

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