domingo, 26 de octubre de 2025

 

SALOBREÑA

Los recuerdos flotan en el aire por sí solos, sin sombras por encima, recordar tiene la ventaja de haber anulado esas sombras.

 

Una niña de 9 años en la España oscura de los 50 del pasado siglo, vivía cerca de una plaza y en verano, sin colegio, pasaba en ella la mayor parte del día, disfrutando con sus amigos y con esos juegos de contacto que, por desgracia, se están perdiendo.

 

Ese verano sus padres decidieron que acompañara a su abuela a Salobreña. Se le hundió el mundo, no estaría en su querida Glorieta. Pero nada fue como pensaba. Al llegar, salieron a recibirlas niños de su edad, los nietos de la hermana de su abuela en cuya casa iban a vivir.

Esa niña soy yo y la historia sigue así.

 

Me integré pronto, después del desayuno éramos libres, íbamos a coger lapas, o a la fábrica de azúcar por si ese día les quedaba un poco de retorta, era el mejor caramelo con un sabor especial a caña. También íbamos a la playa a jugar a los piratas entre barcos viejos y cogíamos cangrejos entre las rocas, que cocíamos con agua del mar en una lata vieja. Siempre aparecía en algún bolsillo de los viejos pantalones de mis amigos un mechero que estaba allí como por casualidad.

 

La playa de día era para los” veraneantes”. Así llamaban a los primeros turistas que los visitaban. Por las noches las vecinas se ponían unas largas sayas negras y rodeadas de niños nos metíamos todos en el mar, un mar oscuro donde brillaba la luna y peces pequeños subían a comer. Debíamos parecer un Aquelarre.

 

Fue uno de los mejores veranos de mi infancia. Pero, como he dicho, los recuerdos flotan libres de sombras y puede que lo haya idealizado un poco.

 

 


5 comentarios:

  1. Me ha encantado esa parte del relato de los juegos de niños de mediados de siglo.. enternecedor y al mismo tiempo me regresan recuerdos que flotan libres de olas

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  2. Las vacaciones de verano vistas a través de los ojos de una niña de 9 años: juegos, aventuras, cada día algo nuevo... Recuerdos libres de sombras. En la mochila de la vida no solamente hay piedras sino multitud de momentos felices que, como globos de helio, hacen que el peso de dicha mochila sea mucho más liviano.

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  3. Verano enriqueciéndonos de imágenes, colores, olores, sabores....

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