jueves, 20 de noviembre de 2025

SOLTAR LASTRE

 

SOLTAR LASTRE

 

El atardecer va cayendo, las sombras de las plantas se alargan, todo es paz y tranquilidad, ella sentada en un cómodo sillón se deja llevar por esas sensaciones, aunque no siempre fue así, su vida estuvo marcada por años de estrés de los que culpaba al trabajo, pero su lucha era interna. De día negándose a ser ella y de noche pidiéndose perdón por hacerlo.

 El mundo en que la educaron ya no existía, todo cambiaba demasiado deprisa, habían entrado elementos que mejoraban muchas situaciones  pero otros eran opuestos a todo lo que le habían cincelado a golpe de palabras en el cerebro,  en el que, sibilinamente se había introducido también un” policía” que la castigaba cuando se salía de las normas establecidas y sabía que ahora tendría que romper con muchas de aquellas normas que le enseñaron como inamovibles.

Recordando su vida le llegaban episodios de lucha, de justificación y al final esa sensación de frustración por haberse sumado a la mayoría sin estar de acuerdo.

Algunos recuerdos navegan por el espacio sin sombras añadidas pero otros vienen para atormentar con las más negras.

Todos encontraban normal llevarse folios, grapadoras y otros materiales del despacho, a fin de cuentas se reponía al día siguiente y nadie pensaba de donde salía el dinero, ella también lo hizo y esa noche como justificación pensó: Si me pagaran más…

Hubo una manifestación muy necesaria según su entorno para defender la gestión pública, la educación, la sanidad, como era natural fue y en sitio preferente, pero ella tenía contratada una compañía de salud privada y sus hijos no iban a colegios públicos. Esa noche su escusa fue: la salud es lo primero  y en cuanto a la enseñanza...Le pillaba el colegio tan cerca…

Esa doble medida de rasero era lo que la tenía sumida en el estrés pero no sabía aun la causa de su enojo contra todo y contra todos.

Sus creencias la llevaron al límite, la atormentaban, estaba traicionando al Dios en el que confiaba, al que de día con sus actos negaba y por la noche se dormía rezando e implorando su perdón.

Pasaron los años  y llegó a la conclusión de que algunas ideas nuevas mejoraban las suyas, pero tenía que haber defendido lo que ella entendía como bueno, no supo hacerlo y en esa lucha fue perdiendo parte de su autoestima, le costó descubrir la causa   pero por fin ahora  era ella misma  gustara a quien gustara.

Vendrá otro siglo con otras ideas y en el futuro también tendrán que luchar con esas contradicciones y ese autoengaño que se asume para justificarlas.

 

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