UNA
NOCHE TOLEDANA
En la
agencia de viajes me preguntaron: ¿Desea usted unas vacaciones movidas o de
silencio y tranquilidad?
Después
del curso que había pasado con tanto trabajo y tanto estrés no lo dude y dije: quiero un lugar solitario, sin gente
alrededor que haga fiestas y juergas hasta el amanecer, sin tener vecinos
chismosos o cotillas que vengan a presentarme sus respetos y no me los quite de
encima en todas las vacaciones.
_Tenemos
el lugar ideal para usted, además como está lejos de todo la casita tiene
alarma conectada directamente a la policía, usted ni se enterara de que tiene
intrusos.
Siguieron
comentando las excelencias del lugar, a la casa no le falta detalle, frigo y
congelador lleno, menaje de cocina nuevo, ropa de casa incluyendo mantas pues
por las noches refresca, hicieron todo lo posible para convencerme solo les
faltó decirme, allí disfrutará usted una paz que ya quisieran los del más allá.
Decidida
a pasar 15 días de relajación total, contraté la casita que por cierto me salió
mucho más cara de lo que tenía previsto, pero lo daba por bueno si podía
recuperar la paz interior.
No me
dieron la ubicación, solo un plano y
algunas recomendaciones. Eso ya no me gusto tanto, se excusaron diciendo que
allí no había buena cobertura, que internet muchas veces confunde, que todos
sus clientes preferían ese método, en fin no quería ser negativa, cogí con
ilusión todos los papeles y fui a casa deseando empezar la maleta.
A la
mañana siguiente Salí dispuesta a volver con las pilas recargadas para empezar
de nuevo.
El
sitio estaba más lejos de lo que me dijeron, pero no pare en ningún hostal del camino,
quería llegar esa noche. Al acabarse la carretera, según el mapa tenía que
internarme por un camino secundario, yo creo más bien que era de la era
terciaria, lleno de piedras y baches, por allí no había pasado un coche en
siglos, pero animosa seguí mi camino despacio.
Como en
las malas películas de terror, se desato una tormenta terrible, agua, rayos truenos,
aquello era el fin del mundo. A lo lejos me pareció ver una luz parpadeante y
hacia allí me dirigí, o era mi ansia por llegar o esa luz era movible y cada
vez estaba más lejos. Con el ánimo ya por los suelos aparqué el coche al lado
de una valla que había al borde del camino y me acomode para pasar allí lo que
quedaba de noche, por la mañana lo vería todo de otra manera, la luz, los
pájaros, los árboles me quitarían el mal sabor de boca del viaje.
No llevaría
ni una hora descansando, cuando empecé a escuchar sonidos extraños que venían
de detrás de la valla, era una mezcla de música, aullidos, lamentos, mezclados
con la tormenta era el lugar adecuado para un infarto.
Y como
también ocurre en las malas películas, al no querer parar por mi afán de llegar
cuanto antes, no miré el indicador del depósito de gasolina, en definitiva no
me podía mover de allí.
Cuando acabaron los sonidos empezaron a
aparecer seres extraños, o a mí me lo parecían, que se acercaban, ya no pude
más y salí del coche corriendo, tropecé y caí, pensando que no vería amanecer, cerré los ojos y creo que me desmaye.
Al
despertar estaba en una habitación limpia, espaciosa y rodeada de todos mis
amigos con los que no había querido ir de vacaciones por mi deseo de soledad,
todos con caras de preocupación porque la broma se las había ido de las manos,
me pidieron perdón, habían renunciado a sus vacaciones “movidas” por no dejarme
sola.
Me
disgusté, pero al final comprendí que lo hicieron por mi bien, para sacarme de
la apatía en la que me encontraba.
Por
supuesto me fui con ellos al sitio de la costa donde más juergas había, yo creo
que fueron las mejores vacaciones en muchos años y nunca más desee ir a sitios
solitarios de vacaciones.
Ah, se
me olvidada, la prima de una amiga era
la dueña de la agencia y también participó en la broma, por supuesto me
devolvió el dinero.