UN
CLAVO EN MI VIDA
Estaba
harta de la vida que llevaba, deseaba libertad, retos, aventuras. Eso pensaba
yo cuando al pasar por una calle algo llamó mi atención. En unos escalones de
madera había un ciego pidiendo limosna y un escalón más abajo su perro tendido,
al pisarlo la gente al pasar el perro gruñía pero no se movía, le di unas
monedas y pregunté al ciego porque su perro no se cambiaba de sitio si le
molestaba el paso de la gente.
Me dijo
que había un pequeño clavo en el escalón donde estaba echado y cuando se pisaba
este sobresalía, le molestaba un poco y por eso gruñía, pero no tanto como para
cambiar de sitio pues ya estaba acomodado.
¿Me
pasaba eso a mí? Pensándolo mucho llegué a la conclusión de que el Clavo de mi
vida no era tan grande y comencé a valorar las cosas que tenia y que me hacían
feliz.
Enrique Solano26 de julio de 2025, 8:23
ResponderEliminar¿Cuál es la moraleja del relato? ¿La desidia y el conformismo para no mejorar, algo puede llegar a arrastrar a una persona al abandono y la autodestrucción o, como el relato del sabio de Calderón de la Barca, el reconocer que, a pesar de nuestras cruces, somos seres afortunados y tenemos que dar gracias por ello? Queda a elección del lector 😀