LOS ESPEJISMOS (Cartel de la Mar de Músicas 2023)
El día
había sido horrible, mucho trabajo, calor insoportable, un cielo blanquecino
sin una nube, la tierra ardía. Ese era el panorama a finales de julio al comenzar la segunda
mitad del siglo del siglo XXI. Nada era
como nos habían prometido, no se puso final en su momento al deterioro y ahora todo iba cuesta abajo. Vivíamos en un
planeta moribundo por el calor y la sed.
Al
pasar por la agencia de viajes lo vi pegado en un cristal, con solo mirarlo
respirabas y maldecías a los gobiernos del mundo que por intereses, imbecilidad
o desidia habían dejado que llegara una situación anunciada hacia más de un
siglo.
Mis
vacaciones estaban próximas y no lo dudé, si quedaba en el mundo un lugar como
ese, allí iría.
El
empleado de la agencia se deshizo contando maravillas del sitio, era de los
pocos rincones del planeta que quedaban vírgenes. Convencida compré el paquete
completo para una semana y les pedí, por favor, que me regalaran el poster para
empezar a disfrutar de él.
Lo
colgué frente a mi cama y todas las noches soñaba con las excursiones que
prometían en la pequeña avioneta que se veía parada sobre la nieve.
Por fin
llegó el día, hice la maleta y guardé en ella el cartel que me había acompañado
tantas noches. No podía faltar nada, mi sueño tenía que estar completo.
Al
sobrevolar el lugar llegó la primera decepción, solo se veía tierra parduzca y
un cielo demasiado azul para ser real,
tenía además como difuminados unos dibujos geométricos que parecían
pertenecer a una cúpula de protección. Al comentarlo nos dijeron que el paisaje
del poster estaba detrás de las montañas. ¡Y vaya si estaba! Calcadito, la foto
era perfecta, todos los detalles estaban ahí, pero no había vida, la nieve era
una especie de espuma blanca, la avioneta no había volado hacia más de 50 años
y el único animal que se avistaba, de tantos como nos habían prometido era un
oso, bueno solo la piel rellena de algo, que nos daba la bienvenida.
Todo
fue visto y no visto, allí no había donde quedarse, solo unas tiendas de
campaña viejas que nos dio el piloto y que teníamos que montar. Protestamos,
gritamos pidiendo responsabilidades y lo más que dijo fue: El que quiera
quedarse aquí tiene todo para aguantar hasta la semana próxima que volveré a
recogerlos y el que no, puede volverse ahora conmigo. Nadie se quedó y al volver no pudimos hacer
reclamaciones porque ofrecían exactamente lo que anunciaba el poster. Era un
paisaje tan cautivador que nadie leyó la letra pequeña.
Eso
pasa también en la vida, cuando algo nos deslumbra no queremos investigar, ni
ir más allá por miedo a que el sueño se rompa y lo que nos ofrecen no sea más
que un espejismo.
Relato muy original. Enlaza de manera muy amena los elementos más representativos del cartel con un tema de especial importancia a nivel mundial.
ResponderEliminar