PAISAJE DESDE LA VENTANA
He corrido la cortina para ver llover, con un poco
de asombro, esa es la verdad, pues no es normal que en esta bendita tierra
llueva tres días y a ratos con fuerza.
No soy yo la única a quien le interesa ver caer la
lluvia, solo por puro placer, oír su música dependiendo de donde caigan las
gotas. El concierto más cercano me viene del aparato de aire acondicionado que
hay fuera de la ventana, donde algunos días se pasean ufanas las palomas. Hoy
tampoco ellas han osado salir de sus rincones en los aleros de las fachadas.
Miro la casa de enfrente y entre las sombras del día
oscuro, se ven personas disfrutando del espectáculo. El matrimonio del tercero,
ya mayores, han salido al balcón y ella estira la mano para que la lluvia se la
moje, como cuando era niña, incrédula y
sonriente.
Otra figura que se destaca entre la cortina de agua
es la del señor mayor sentado en su silla de ruedas, me lo imagino cansado,
harto de los días iguales. Para él, la lluvia ha sido todo un regalo.
Veo una madre con dos niños, detrás de los
cristales. La más pequeña se sube en una silla para estar a la altura de su
hermano. No han ido al cole. La madre pensara: Maldita lluvia, con la de cosas
que tenía que hacer hoy. Nunca llueve a gusto de todos.
El árbol que tengo enfrente no me impide ver una
ventana más allá, en la que se aprecian dos figuras, están muy juntas, se
besan. Es bonito hacer el amor mientras oyes caer la lluvia, te sientes doblemente
protegido, por el techo que has tenido la suerte de conseguir y por los brazos
que te rodean, que no te dejaran caer jamás. ¡Cuantas madrugadas de lluvia sin
ti!
No hace viento pero las hojas del árbol que tengo
enfrente, se mueven como las teclas de un piano tocadas por unos dedos húmedos
y suaves, que unas veces las hacen agitarse violentamente, como si tuvieran
premura en acabar la melodía y otras simplemente resbalan sobre ellas. Me
imagino una orquesta de agua que no tiene partitura definida. Si la gota
encuentra la hoja en su camino, habrá sonido, si no pasara entre ellas llegando
al suelo hasta posarse encima de otra hoja ya marrón, que el viento de ayer
arranco de un soplido. Es el viento del otoño que tira has hojas muertas de los
arboles.
A todos nos pasa como a las hojas de ese árbol
frente a mi ventana, recibimos la gracia
de la vida en forma de gotas que nos tocan mágicamente y otras veces la fortuna
pasa por nuestro lado sin que lo notemos, Hasta que el viento del otoño nos
arroje de nuevo a la tierra de donde vinimos.
MILAGROS MARQUEZ
Creo que en este caso no consigues cuadrar el mensaje alegórico adecuadamente..... o quizás, como insinúa el título, solo es un mensaje descriptivo
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