EL
ACCIDENTE
Sé que
tuvimos un accidente de coche, que mi hermana murió y que a mí me llevaron al
hospital. Todo esto aun siendo tan trágico no es lo que más me desasosiega
estos días.
Unas
horas antes de darme el alta suena mi teléfono y por poco se me cae de las
manos cuando oigo la voz de mi hermana que me decía cosas intrascendentes, como
las que hablábamos a diario, yo no sabía cómo decirle que esa conversación no
era real, que ella estaba muerta.
A los
pocos días de salir del hospital me dirigí al cementerio, a la tumba de mis
padres donde también estaría ella.
Pensaba hacerme un selfie en el que saliéramos los nombres de la lapida y yo,
mandárselo por whatsap al que añadiría un breve relato de lo que nos pasó.
Y mi
sorpresa fue enorme al darme cuenta que mi nombre estaba en la lapida y yo no
salía en la foto.
Sorprendente final. Y es muy agradable esa idea de la cercanía de los seres que nos abandonan. Tan, tan cercana que, para la protagonista, la diferencia entre la vida real y la vida del más allá es inapreciable.
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