CONTRASTES ( Lo que les sucede a dos personajes
distintos a las mismas horas del día)
Son las
7 de la mañana y llevo ya bastante tiempo despierta, me entretengo pensando en
lo que fue mi vida, va a empezar un día
que será una copia del anterior, pero eso es deseable a mi edad. Dentro de poco
entrará la joven que me cuida con esa vitalidad que tiene, hablándome de cualquier cosa para hacerme
agradable el día. La ducha mañanera, la crema por el cuerpo, a continuación el
desayuno y después largo tiempo sentada mirando al ventanal en silencio. Leo un
poco pero los ojos se me fatigan.
Acaba
de sonar el despertador son las 6:30, como cada día despierto con un beso a mi
compañero y voy repartiendo besos por las habitaciones de mis hijos, ruidos,
gritos, nervios para no llegar tarde al trabajo, pues tengo que llevarles antes
al colegio, entramos a las 9 menos mi
marido que empieza a las 8, por eso a esta hora de la mañana nos las tenemos
que arreglar solos. Cada uno se ocupa de una cosa, el mayor hace los desayunos,
la niña me ayuda a vestir a los pequeños y ellos recogen los juguetes mientras
yo termino la comida que empecé la noche anterior. Risas, empujones, llantos, gritos para que aceleren. La casa se
queda descansando y en silencio hasta medio día.
Si hace
buen día darnos un paseo corto, puedo andar pero me canso mucho, cuando
volvemos la comida está preparada, María es una buena cocinera dentro, claro
está, de mi estricto régimen. Después de comer la siesta y espero la tarde con
alegría porque vienen mis hijos, cada día uno, ellos hacen que la soledad sea
más llevadera.
Salgo
rápida del trabajo recorro el camino inverso, ¡el trafico está fatal! Los voy
recogiendo y en el coche todo son risas, jaleo al querer contar a la vez lo que
han hecho en el cole. Llegamos a casa, quitarse los zapatos, lavarse las manos
a conciencia, los pequeños juegan tirados en la alfombra y los mayores oyen
música o adelantan los deberes. Cuando se oye la cerradura en la puerta, otra
vez todos corriendo para ser el primero en el beso y contar a su padre como se
hizo la heridita del dedo. Comida y vuelta todos al trabajo.
Ya es
de noche, vuelve el aseo, la cena, la TV que no entiendo y a la cama que se me
quedo ancha hace mucho tiempo, pero sigo haciendo el mismo ritual, contar las
cosas del día, el beso de buenas noches y busco sin encontrarla su mano que al
unirse con la mía el amor transitaba de un cuerpo a otro. Mañana será otro día.
Ya
están acostados, la casa en silencio y nosotros dos suspiramos aliviados al
dejarnos caer en el sofá. Contamos el resumen del día, discutimos algo en voz
baja y nunca nos vamos a dormir sin aclarar las diferencias de opinión. El
beso, el abrazo de buenas noches y felices de estar juntos emprendemos la senda
del sueño. Mañana será otro día.
Pasa el
tiempo pero el espacio sigue siendo el mismo.