CUENTO
PARA NIÑOS.
Me han
encargado la portada de un cuento para niños. El día está gris y cargado de
malos presagios. Si no les gusta a los editores, no podre pagar las deudas ni
seguir comiendo hasta otro encargo. Pero no voy a venderme haciendo lo que me
pidieron, algo edulcorado y ñoño. Mi espíritu y mi libertad valen más que mi
estomago.
Haré lo
que yo creo que es el reflejo de todos los niños de ahora, de antes y espero
que no sea también el del futuro.
He
buscado un fondo negro y en el centro dibujare en blanco la figura de un niño.
Los niños deben ser la alegría y el futuro de la humanidad, por eso usare el
blanco. Pero no será una figura cualquiera, quiero representar a los niños ricos, a los que todo les ha sido
regalado por la vida nada más nacer y también a los otros, los que no pueden ir
a la escuela, los que trabajan a edades muy tempranas, los que son maltratados…
Para
ello he pensado en una cabeza con dos perfiles, no serán simétricos. Uno con la
barbilla elevada, rotunda, orgullosa y el otro la tendrá hacia dentro, hundida,
humillada y es de suponer con la mirada baja. El brazo del perfil de niño rico
estará relajado, indolente, pegado al cuerpo, no tiene que conseguir nada, todo
se lo dan hecho y del otro solo se adivinara medio brazo para que imaginen la
mano en actitud mendicante.
Aunque
me lo han prohibido los editores, estoy decidido poner a su lado la figura de una niña, las
grandes olvidadas de la historia. Ya se me ocurrirá algo que refleje esa doble
cara de la misma moneda.
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