miércoles, 5 de marzo de 2025

LIBRES PARA DECIDIR

 Pequeño Homenaje a las mujeres luchadoras en nuestro día.

LIBRES PARA DECIDIR

Eres libre para decidir, me dijo mi padre. Libre ¿Para qué? Para escoger el color del delantal que iba a llevar ese día, el menú más apropiado o la disculpa por algo que yo consideraba un error.

En los años 50 del siglo XX las mujeres podíamos tomar  pocas decisiones aunque todas lleváramos en nuestro interior la semilla de la libertad.

No tuve más remedio que acceder a sus deseos y casarme, la otra alternativa de tía “cuida sobrinos” solterona me atraía aun menos. Estaría en mi propia casa y si era lista, tendría algún pequeño margen de maniobra. Ese era el destino que nos tenían preparado.

Muchos padres pensaban, de buena fe, que cuando ellos faltaran estaríamos protegidas por un hombre, es decir pasar de un dominio a otro, tener hijos, verlos crecer, cuidar a los nietos y a los padres mayores,  acabando  así la vida en la que nunca habías sido tú, sino lo que los demás esperaban de ti.

Para salir de la monotonía del hogar empecé yendo a reuniones, al principio solo religiosas, pues no había espacios ni foros en los que pudiéramos dar nuestra opinión sobre temas importantes y sobre todo no quería mi vida para mis hijas. Había que cambiar, allí encontré mujeres con inquietudes parecidas a las mías.

Mis hijos mayores, mi marido en su trabajo y sus aficiones, y yo dejándome resbalar por la pendiente marcada sin haber sabido nunca lo que era tomar una decisión y obrar en consecuencia.

Un día reuní el valor suficiente para hablar de mis inquietudes con mi marido, pensando que encontraría el No por respuesta, pero se mostró dialogante y comprensivo, hablé de mis ilusiones, de las cosas que quería hacer ya en la mitad de mi vida, de las mujeres en general que necesitaban algo o alguien que les abriera los ojos o simplemente les diera un empujoncito.

Entonces oí la pregunta que siempre había esperado ¿Qué quieres hacer con tu vida? Se me llenaron los ojos de lágrimas y le dije  ¡¡ Quiero estudiar!!

En la década de los Ochenta acabé la carrera de Derecho y empecé a trabajar con un grupo de amigas de la Universidad mucho más jóvenes, en un bufete que ayudaba a las mujeres a solucionar temas jurídicos referentes al divorcio y a los malos tratos, que, a pesar de haber avanzado, todavía existían.

El bufete fue una gran idea, era lo que siempre había soñado, ayudar a otras mujeres a encontrar su camino, a ser dueñas de sus vidas.

Y pasaron los años, tomé la decisión de terminar mis días en una residencia. Estaba viendo las noticias y se me saltaron las lágrimas al oír que había sido asesinada  otra mujer a manos de aquel que se creía con derecho a ser su dueño. ¿Cuándo acabará este sinsentido? ¿Cuándo se darán cuenta los hombres que ser iguales no significa ocupar su lugar?

Repaso mi vida y estoy orgullosa de todo lo que hemos avanzado las mujeres en la sociedad, pero los asesinatos me dicen que queda aún mucho camino por recorrer. Deseo con todas mis fuerzas que no se rindan y sigan avanzando hasta que ninguna mitad domine a la otra y puedan vivir juntos, iguales y en paz.

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