EL
ESCRIBIDOR DE LA PLAZA
Yo
corría con todas mis fuerzas que ya eran pocas después de un largo día en el
campo, los braceros lo teníamos duro, hasta
que no sonaba la sirena no había manera de escaparse, pues vigilaban bien los
capataces.
Por eso
corría tanto, hasta la ciudad había solo
unos pocos kilómetros, pero a mí me
parecía que la carretera se estiraba y no lograba avanzar.
Tengo que llegar a tiempo, antes de que el
escribidor de la maquina con teclas que tenían dibujos se fuera, también podía
pasar que la cola fuese muy larga y cuando llegara la hora se marchara, pues no
trabajaba en el campo, era su propio jefe y podía hacerlo , si quería.
Mientras
Corría pensaba, ¡Que buen oficio
ese! Todo el día sentado y mandando alegrías
y penas, que no son tuyas, a todas partes.
Llegue
a la plaza y todavía estaba allí, la cola no era muy larga pero vi que discutía
con uno por cuestión de plata.
¡Que
paren ya! ¡Que no voy a tener tiempo de escribir lo mío! ¡! Y era tan
importante!!Mis viejos que vivían en la montaña se pondrían locos de contentos
al saber que les había nacido su primer nieto.
Cuanta ternura, 🥲
ResponderEliminarMe gusta mucho. Muy íntima
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