miércoles, 6 de marzo de 2024

DE LA LLUVIA Y EL AMOR

 

¡Qué transparencia tiene la lluvia en el huerto!

        Recta, afilada, continúa…;

El cielo está más bajo. Se respira el gran aliento

                          Del mar.

¡Recta, afilada, continua…, qué transparencia

        Tiene la lluvia en el huerto.

CARMEN CONDE

 

        DE LA LLUVIA Y EL AMOR.

 

Solo es lluvia mientras cae. Antes en la nube solo es vapor y cuando está en el suelo esas gotas tan puras y limpias se transforman en ríos de barro, en corrientes que arrastran la suciedad que encuentran en su camino.

El día era gris, el cielo plomizo, una fina lluvia caía, sin prisas, sobre los tejados. Los árboles del parque, agitaban las pocas hojas que todavía los vestían antes de caer exhalando  el último suspiro del otoño. El suelo reseco la recibía y agradecido devolvía al aire ese olor tan entrañable a tierra mojada.

Anochecía, desde un sillón cerca de la ventana pensaba que esa lluvia se parecía mucho a lo que había sido el amor en mi vida.

Al principio todo era maravilloso. “Vivíamos en una nube” y al igual que las gotas lo nuestro era puro y limpio. Solo es amor mientras esta en tránsito, desde que se baja de la nube hasta que se convierte en algo oscuro, espeso, como ese barro que veo ahora mismo deslizarse por el parque. ¡Nuestro parque!

¿Cuando empezó todo a cambiar? No, no fue algo rápido, nos habríamos dado cuenta; un día llegaron las mentiras y se instalaron a vivir entre nosotros, mentiras pequeñas, sin importancia, retrasos, olvidos de citas, pero poco a poco fueron haciéndose más y más grandes. Mis celos nos atormentaban.

Iban desapareciendo de nuestro entorno, la comprensión, el cariño, la mirada cómplice… Solo quedaba la rabia, los reproches y el miedo al fracaso, aprendí a espiar sin ser vista, sin que se notara.

No quería dialogo, temía lo peor. En mi imaginación envenenada por los celos, la veía más joven, más guapa y sin que la despertara la tristeza amarga por las mañanas. Todo era gris, como la lluvia sucia.

Pasamos así nuestros últimos años. Yo acusando y él desmintiendo. Hasta que llego la apatía que arraso lo poco que quedaba de las gotas cristalinas del principio.

Hace poco se lo llevo” La muerte enamorada “como dijo el poeta. Cuando supe reaccionar era tarde, me llamo a su lado, hablamos mucho con voz entrecortada me dijo: No ha habido nunca otra, tus celos son los que han matado nuestras ilusiones, quisiera tener más tiempo para explicarme y que comprendieras que para mí siempre has sido aquella gota de lluvia limpia de verano.

Por eso ahora mientras la miro caer tras los cristales, sé que su vida conmigo fue un infierno, también que él me perdono, pero yo nunca podre perdonarme por haber ensuciado la lluvia.

 

 

             

 

 

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Demasiado pesimismo para ser imaginado. Las inseguridades nos juegan malas pasadas

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