miércoles, 15 de mayo de 2024

LA ISLA DE LESBOS

 

LA ISLA DE LESBOS

 

El mar está oscuro reflejando el cielo, hay nubes de tormenta, las olas se encrespan haciendo difícil la navegación, los pescadores no saldrán hoy pero será la tumba de muchos humanos que han desafiado la ventura en busca de una vida mejor, surcando esa superficie engañosa y persiguiendo su horizonte fugitivo.

Estoy en lo más alto de la bella isla de Lesbos cerca de Agiassos a 974 m sobre el nivel del mar, en la cumbre del Olimpo Profitis Ilias, así lo confirman las pocas piedras que quedan de mí, del templo dedicado a Afrodita diosa del amor y la belleza cuyo espíritu sigue presente en esta que fue su casa.

La isla es volcánica como casi todas las de este mar que consideramos griego, sus bosques de olivos descienden en suave pendiente hasta confundirse a veces con ese mar cambiante.

Recuerdo hace muchos años, no me preguntéis cuantos, en esta isla había paz, libertad, florecía la cultura, teníamos poetas entre los que destacaba Safo mujer cuyos versos nos invitaban a gozar de este paso efímero que es la vida,  escultores,  pintores que hicieron maravillosos frescos en mis paredes y estatuas en los jardines que solo les faltaba hablar para ser humanas.

Siguieron años de oscuridad en la que unos bárbaros invadieron la isla tratando de imponer sus costumbres pero el alma griega estaba demasiado arraigada para desaparecer.

Ahora lo que veo se me hace doloroso, los pocos humanos que llegan desafiando toda clase peligros no son acogidos de buen grado por los habitantes de esta isla antes hospitalarios, los convierten en rehenes, en moneda de cambio para obtener algún beneficio.

El tiempo no solo me ha destruido a mí sino también a todo lo que representaba la cultura griega en lo humano y en lo divino. Algunos aun  siguen buscando la libertad que les es negada.

 

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