UN
TRABAJO
Pagaba
al asesino por el trabajo realizado y analizaba sus gestos, su mirada, la forma
de alargar la mano para coger el dinero manchado de sangre. Era un profesional,
había hecho bien su trabajo.
No
podía dejar de contemplar esa mirada, fría, calculadora, atemporal, la misma
que tendrían los asesinos de cualquier época, no viendo enfrente a un ser
humano sino un trabajo que había que hacer limpiamente.
Sonó el
timbre, la escena lo esperaba, se despidió con un saludo de la figura que se
reflejaba en el espejo y que tanto le había ayudado a meterse en el papel.
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