lunes, 25 de agosto de 2025

LA TRAGEDIA DEL HOMBRE QUE AMABA LOS AEROPUERTOS

 

LA TRAGEDIA DEL HOMBRE QUE AMABA LOS AEROPUERTOS

 

 

Las personas podemos sentirnos atraídas por cosas rarísimas, de una silla feísima que siempre estuvo coja,  era de la abuela y por eso la guardamos como una posesión valiosa o de un caniche con un genio endiablado que cuando te acercabas a decirle algo, por consideración a su dueña, empezaba a ladrar como un poseso y si podía y estabas a tiro intentaba darte un buen “viaje” ,su dueña decía que se ponía así porque estaba reafirmando  su personalidad pero para mí que el perro  tenía una mala leche terrible y su dueña era tonta del….

También conocí a una joven que tenia verdadera devoción  por el camisón que uso la noche antes de su primera comunión, tal es así que lo había enmarcado y lo tenía colgado en una pared del dormitorio como objeto de culto.

Eso también le pasaba al hombre de mi historia, tenía obsesión por los aeropuertos.

Vivía en una ciudad costera  con uno pequeño que usaban casi exclusivamente los turistas en verano.

Desde pequeño  había visto los aviones pasar por encima de su casa haciendo un ruido terrible pero a él no le importaba, solo pensaba en las historias y aventuras que viajarían dentro y los lugares maravillosos que podrían visitar.

Ya de mayor se aficionó a ir a su pequeño aeropuerto siempre que podía, se ponía en una cola (en todos los aeropuertos hay alguna) y entablaba conversación con sus vecinos preguntándoles donde iban, que países habían visitado, las costumbres, el clima, los paisajes, era como una abeja succionando el néctar de una flor, después se sentaba lo escribía todo   y memorizaba las informaciones para al día siguiente volver al aeropuerto y en la cola hacerlas suyas contándolas  como experiencias propias.

Los fines de semana iba a una ciudad cercana con un aeropuerto más grande y allí ampliaba información  y volvía a empezar

Y todo eso era porque nuestro amigo le tenía un miedo patológico a volar, se había sometido a terapias que no habían dado resultado, algunas veces hasta había comprado el billete pero a última hora no subió al avión.

Esto lo hacía ser muy desgraciado, la gran ilusión de su vida no podía realizarla por su miedo.

Un día se sintió mal en un aeropuerto, llamaron a su familia y el consejo de médicos decidió que la única forma de salvarle la vida seria volando a Alemania,  pues la cosa era urgente.

¡Que felicidad ¡ ¡ Iba a volar! Nadie le pregunto su parecer, no era él  quien tenía que tomar la decisión, otros la habían tomado ya, iba a cumplir su gran sueño aunque fuese en las peores condiciones.

El avión despego, era feliz, ¡Por fin volar!, ¡Ahora sí que sería un hombre libre sin las ataduras del miedo!

Murió entre las nubes, a pocos kilómetros de la ciudad de destino, pero murió feliz ¡Por fin había hecho realidad su sueño!

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