AROMA
DE VAINILLA
Me
despertó de la siesta aquel aroma de mi infancia, del que recuerdo el olor, el sabor, solo de pensarlo se me llena la boca
de saliva, como cuando llegaba del colegio con hambre y desde la escalera, olía
el guiso que mi madre había preparado para ese día.
Mis recuerdos
asociados con ese aroma ocupan un buen espacio en mi memoria, se entrelazan con
tardes de verano interminables, niños y niñas jugando a las bolas, a la comba,
a la pilla o al testé (la rayuela para los finos), todo esto debajo de unos
majestuosos ficus que no solo nos protegían del calor, sino que también
filtraban la luz haciendo de ese lugar algo mágico, como una isla en medio de
la ardiente tarde.
Por una
de las calles que daban a la plaza, veíamos venir al “Chambilero”, con su
carrito, que tenía un toldo de tela azul con listas blancas y sus dos vasijas
empotradas en la madera de las que solo sobresalían las tapaderas de metal
blanco, tenían forma de gorro de Vikingo (o eso nos parecía), empezaban en
circulo y este se iba haciendo cada vez más pequeño acabando en una bola por
donde la cogía el Sr Antonio ( el chambilero) para destaparla…,entonces salían
de ella todas las maravillas de la creación, en forma de aroma de vainilla.
El Sr
Antonio no llegaba hasta bien entrada la tarde, el hielo que rodeaba las
vasijas se derretiría con tanto calor, aunque a su alrededor tenían una gruesa
capa de corcho no era suficiente aislamiento.
Los
niños hacíamos los recados sin protestar a cambio de conseguir algunos céntimos
y a lo largo de la semana, llegar preciado” real” que era lo que valía el
“chambi”, las economías familiares no eran las de ahora pero éramos solidarios,
si algunos conseguían el preciado botín de él participábamos todos.
Éramos
felices, éramos libres, teníamos muchos amigos, jugábamos juntos o nos
separábamos en pandillas para hacer guerras con las hojas y las bolas de los
ficus. Todos los veranos al tomar un mantecado, me viene a la memoria la imagen
de unos niños sentados en el escalón de
la glorieta mirando la calle por la que aparecería el Sr Antonio” El
Chambilero”.
Me ha gustado mucho. Está tan bien descrita que he podido sentir como si yo también hubiera estado allí disfrutando de todo ello.
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