EL
DEPENDIENTE MODELO
Aquel
atractivo e irresistible vendedor de torso atlético, ojos claros y sonrisa
seductora, estaba como dejándose caer en el mostrador. Acababan de abrir y ya tenía
ese aire de conquistador galante que tanto gustaba a las casadas de mediana
edad.
Ese año
había hecho record de ventas en su sección, ropa interior de caballero, en la
que también era modelo.
La venta de calzoncillos subió como la espuma,
al tener derecho la clienta a ver al “modelo” con la mercancía puesta y poder
comprobar al tacto la buena calidad del género.
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