LOS
CARAMELOS
Dejó la
calle llena de líricos cadáveres y no se inmutó. Seguía su ruta como todos los
años en las fiestas, era el encargado de repartir los caramelos en cuyas
envolturas estaban escritas estrofas de poesías conocidas.
El
Ayuntamiento anunciaba cual era la que tenia premio y todo el pueblo iba
desliando los dulces, los que no tenían la estrofa ganadora eran desechados.
¡Cuánto
ingenio pisoteado! ¡Cuánta rima que debía conmover quedaba pegada en alguna rueda
o en la suela de un zapato, como las emociones, que caen muy bajo cuando es
solo el dinero lo que las mueve.
Muy original
ResponderEliminarMuy original la relación creada entre los caramelos y los "líricos cadáveres"
ResponderEliminar