lunes, 8 de abril de 2024

LOS OBJETOS NOS ACERCAN

 

LOS OBJETOS NOS ACERCAN

 Adaptación del relato incluido en mi libro "MECIÉNDOSE CON LAS OLAS" publicado en 2017

 

 

 

Él no era fumador, pero en la sociedad que le había tocado vivir no estaba bien considerado que un chico de 20 años no fumara y en las reuniones de amigos no llevara una copa en la otra mano.

Todas las estrellas de cine lo hacían, conquistaban a las mejores y más deseables chicas llevando la copa y el pitillo, había escenas en las que el humo casi no dejaba ver a los personajes, había que imitarlos sino no eras nadie.

A él no le gustaba fumar pero las chicas si, quizás demasiado, por esa presión mediática y convencido además de que si no lo hacia “No se comería  una rosca” empezó a fumar.

Pero claro, no era tan fácil, el sabor del filtro o del tabaco no le gustaba. ¿Como solucionar el dilema? Fumar y ser o no fumar y no ser, o lo que es lo mismo ser invisible para todas las chicas guapas de los guateques.

Encontró la solución  ¡FUMARIA CON BOQUILLA¡ Seria un poco mas snob que los demás y saldría ganando en miradas románticas, pues la pose con una boquilla es mas atractiva que la de un simple cigarrillo entre los dedos.

Aprendió con un estilo muy personal a cogerla y desde entonces esa fue su seña de identidad.

Empezó a coleccionarlas: largas, cortas, anchas, finas, de colores oscuros, más claras, siempre llevaba alguna de repuesto.

Esa fue entre otras muchas cosas, la que enamoró a esa chica de 16 años porque le daba un aspecto de mayor, de la  persona interesante que luego resultó ser y no se parecía al resto de los niñatos que la asediaban, El era diferente.

Pasaron los años y fue probando otras formas de fumar, la pipa por ejemplo, pero el tabaco de pipa tan fuerte le destrozaba la garganta y así  volvió enseguida a sus

queridas boquillas.

Tenia una colección preciosa, no las llegaba a gastar del todo, cuando estaban un poco ajadas las guardaba y escribía junto con ella algún recuerdo bonito que le hubiera ocurrido al llevarla.

Siendo profesor, sus alumnos ya mayores, le hicieron una caricatura y el objeto mas relevante fue la boquilla con el cigarrillo, que junto con las ventanas cerradas y los experimentos con acido sulfúrico (pues la escena se desarrollaba en un laboratorio) querían demostrarle cariñosamente lo más notable que recordaban de él.

El tiempo pasó y tuvo que dejar de fumar, pero lo raro del caso es que no sentía ansiedad por la falta de tabaco (que nunca le había gustado mucho) sino por la boquilla.

Entonces pensó:” Me aficionare a las boquillas de mentol “y eso hizo.  Estas eran todas iguales ya no podía coleccionarlas eran anodinas, pero a él le sirvieron como terapia y no noto para nada dejar el tabaco.

En el coche siempre llevaba alguna de repuesto, y ahí siguen, nuevas, intocables y cuando las miro, me recuerdan el primer día que lo vi y el primer objeto que me llamo la atención de él.

 

 

 

 

 

 

 

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