jueves, 25 de abril de 2024

RECORRIENDO LAS ISLAS

 


RECORRIENDO LAS ISLAS.   (Cartel de la Mar de Músicas 2024)

 

El viaje iba bastante bien, la agencia que habíamos contratado era solvente y el guía un moreno macizo y simpático con el que nuestro grupo de cuatro amigas que celebrábamos los cuarenta, habíamos entablado algo que podíamos llamar un poco más que amistad.

Era el día libre y nos invitó a comer a una preciosa playa de arena limpia, aguas transparentes color turquesa y en la cima del monte que la rodeaba, casi oculto por los pinos, había  un templo abandonado por el tiempo y los hombres.

Hacía calor, comimos en un chiringuito de la playa donde nos sirvieron una bebida dulce y fresca que entraba muy bien, el camarero nos dijo que era “traicionera” por sus efectos secundarios. Al terminar la comida empecé a notar esos “efectos” y les dije a mis amigas que me iba a descansar, que me avisaran con tiempo para ir a la fiesta de esa noche, invitadas por nuestro guía, que se celebraba en un bonito yate y prometía todo lo que quisieras imaginar.

Me eche en la cama sin quitarme ni los zapatos, cuando desperté por la ventana todo era oscuridad, ¡No me habían llamado! Ya les ajustaría las cuentas.

Bajé a recepción para preguntar por ellas y vi al guía  que me estaba esperando pues las demás se habían marchado ya.

En el barco no encontré a mis amigas por ninguna parte. Todo era muy extraño, había una luz violeta que bañaba unas manos largas  y deformes que me querían tocar, era horrible  no podía escapar, estaba en el centro con mi jersey rojo rodeada de aquellos seres extraños que parecían zombis  y sentía que al tocarme iba perdiendo trozos de mi alma.

El guía desapareció, desesperada intentaba salir de ese mar de manos. El terror me superaba, cada vez me sentía menos yo. Creo que me desmayé.

De pronto cayó agua en mí cara y oía de lejos las voces de mis amigas que me gritaban: Dormilona ¡Que vamos a llegar tarde!

Al abrir los ojos lo primero que vi fue un tapiz en la pared que representaba la escena que yo había vivido. Les dije que no me encontraba bien, que se fueran ellas, no tenía ganas de emociones fuertes, ya estaba saturada había recibido una buena dosis en el sueño y todavía no me podía creer que hubiera sido solo eso “un sueño”.

Cuando se fueron cogí ese horrible tapiz y lo guarde en un cajón. Ya no le produciría a nadie pesadillas como la que me había proporcionado a mí aquella tarde.

 

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Descripción muy certera del cartel. Parece que falta el aire y que vas a morir aplastado por las personas que te rodean. Entre el cartel de Semana Santa y éste no se sabe cuál es más "alternativo". Menuda forma de captar visitantes...

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