viernes, 27 de diciembre de 2024

AL COMPÁS

 

AL COMPÁS

 

 

Tic-tac, tic-tac, cloc cloc cloc…

Cada vez que oigo estos sonidos, me viene a la memoria, una casa de campo, medio día, siesta, calor, calor, calor.

El reloj era grande y estaba colgado de una pared del pasillo, se oía en toda la casa, o eso me parecía a mí, que, acostada con un T.B.O. y sin poder levantarme  por orden expresa de mi abuela, contaba el tiempo con ese sonido monótono y enervante, que cuando quieres leer o simplemente descansar, se muestra presente y no te deja más que unos segundos de libertad, para enseguida volver persistente, con su Tic-Tac Tic…

Recuerdo que no solo mi mente era su prisionera, mis piernas también se movían al compas, sin que yo pudiera hacer nada para detenerlas. Sopor, aburrimiento, tedio, cansancio de no poder salir de ese Mantra.

Pero al cabo de unos días, fue todavía peor. Mi habitación daba al patio y allí había un grifo, que no cerraba bien, entonces sí que la casa sonaba como una melodía desafinada. Tic-Tac. Cloc-Cloc… Aquello era desesperante, toda la familia dormía. ¿Es que a nadie le molestaban esos sonidos?

Solo a mí y al gato negro de mi abuela, que recostado en un rincón de la habitación sin poder dormir, con un ojo medio abierto, el otro medio cerrado y cara de pocos amigos parecía llevar el compas con el rabo.

 

 

 

 

RECUERDOS

 

RECUERDOS

 

 

Recuerdo las noches en la playa de Salobreña, cuando había luna. Las mujeres mayores del pueblo se bañaban con unas batas negras, mientras los niños chapoteábamos a su alrededor en esas aguas tan oscuras y bravas. ¡Si alguien nos hubiera visto desde arriba le hubiera parecido un aquelarre!

Recuerdo los sábados que venía mi tía de Murcia y siempre me traía cuentos de Mari Pepa  que llevaban muñecas recortables con sus vestiditos. En esos años empezó mi afición por la lectura.

 

Recuerdo las madrugadas del mar, sentada en una roca, con mi padre arreglando las cañas, con cuanto amor preparaba la mía, pues era feliz viendo la alegría que brillaba en mis ojos cuando algún pez de plata se enganchaba en ella.

 

Recuerdo cuando mi madre iba a por mí al colegio y a la salida me compraba  un  “Adoquín “de caramelo.

 

Recuerdo un día de la virgen del Pilar en que una amiga celebraba una fiesta y allí conocí al que iba a ser mi compañero y el culpable de muchos momentos de felicidad a lo largo de los 47 años que estuvimos juntos.

 

 

 

 

EL MAQUILLAJE

 

EL MAQUILLAJE

 

Como desde los noventa, pienso que cambiara. Si, ahora es otro, aun tiene su genio pero todos tenemos algún defecto. He sido una buena compañera, trabajadora y obediente. Entonces  no tenia donde ir, nadie de mi familia me ayudo con aquel hijo que  decían era del pecado, cuando era hijo del amor más profundo que pueda existir. Solo él me amparó y le estaré eternamente agradecida, he tenido que usar demasiado maquillaje estos años, pero no me importa, noto que está cambiando. Después de tanto tiempo algún cariño me tendrá. Entonces ¿Por qué me pongo a temblar cuando oigo la llave de la puerta?

jueves, 19 de diciembre de 2024

ESE OLOR

 

                                                ESE OLOR

Su vida era rutinaria. Había cumplido hacia años los 60. Tímido, introvertido, muchas mujeres le habían gustado pero nunca se había atrevido a dar el paso.

Un día por el filo de la puerta entro un sutil aroma de mujer y su corazón se abrió para no dejarlo escapar.

Desde entonces bajaba las escaleras parándose para oler en las puertas de los vecinos, por si era allí donde vivía la que se había apoderado de su alma. No podía dormir y su espíritu estaba inquieto. Era un martirio no poder encontrarla.

Una mañana el olor se hizo más fuerte y corrió hacia la puerta para conocer a la que en sueños ya había hecho su amante.

Casi se desmaya, al ver que esa mujer, ese olor que lo enardecía y le hacía vivir era solo el ambientador que en ese momento estaba echando la señora de la limpieza.

DOS AMIGOS

 

              DOS AMIGOS

En este relato los protagonistas son dos elementos representativos de dos países, sobre todo de dos ciudades, Londres y París. El protagonista de la primera es el Big-Ben, el reloj de la famosa torre de Londres y en París la vidriera frontal de la Catedral de Notre Dame. Imaginemos una conversación entre ellos.

¡Hola! Querido amigo, hoy me han llegado bastante nítidas tus campanadas. Cuando tenéis borrasca del oeste siempre pasa y me alegro que después de tantos siglos estés en perfecta forma y funcionando, iba a decir como un reloj, ¡Qué tontería!

Buenas horas, minutos y segundos tengas, preciosa vidriera, ¿De qué quieres hablar hoy? Si por mí fuera te podría contar miles de cosas que han ocurrido bajo mis agujas, por nombrarte alguna, los bombardeos de esos malditos alemanes, día tras día que movían hasta mis cimientos ¡Yo, que soy el objeto más importante de este país! Todos me miran, y no solo porque les doy la hora sino que lo hago según el meridiano de Greenwich.

No te pongas flores, querido amigo, porque a fin de cuentas, solo señalas el paso del tiempo que correría igual sin ti. En ello, no hay belleza. Para belleza la mía, cuando el sol penetra a través de mí formando un arco iris de colores en el altar mayor. Fue maravilloso el día en que nuestro emperador Napoleón, le quitó de las manos la corona al arzobispo y antes de ponérsela, incidieron los rayos sobre las gemas que tenia. Parecía que saliese fuego de ella. Porque yo, amigo, puedo ver por los dos lados. No soy como tú, que detrás solo tienes ruedas, tornillos y tuercas. ¡Qué cosas tan prosaicas!

¿Y qué me dices de lo que pasó antes de tu famoso emperador? Sois un pueblo de barbaros, mira que andar cortando cabezas con una cuchilla? Con lo desagradable y sanguinolento que es eso. Nosotros con la soga tuvimos bastante y algún que otro “chamuscado” es verdad, pero no llegamos a contagiarnos de vuestra afición por esos espectáculos. Los ingleses somos muy civilizados.

¿Civilizados?, si yo te contara las cosas que he visto y oído desde aquí, te ibas a enterar de quienes son los civilizados.

Perdona “monina”, pero tengo que dejarte, faltan pocos segundos para dar la última hora de este día. Si quieres en otro momento podemos seguir hablando de sucesos ocurridos en nuestras dos ciudades.

 

 

LA FOTO

 

EN UN LUGAR DE….

 

LA FOTO

 

Todo ocurrió en un instante. Había ido a recoger a mi nieto al colegio y estábamos esperando el autobús, cuando el corazón se me encogió de golpe. Me pareció ver…pero no, estaba segura, era él. Creo que también me reconoció y cuando nuestros ojos se encontraron fue como un retroceso en el tiempo. Cuantos recuerdos vinieron en ese momento a mi mente.

Llego el autobús y mi nieto hablaba y hablaba como siempre, contándome las cosas del cole, pero yo no lo escuchaba. Estaba en ese mismo espacio pero en otro lugar del tiempo. Lejos, muy lejos quedaban en mi memoria esas imágenes de dos jóvenes adolescentes corriendo entre risas para coger el autobús que los llevaba al instituto.

No podía ser él. Aparentaba un hombre derrotado por la vida, no era el joven de mi recuerdo que quería conquistar el mundo para ponerlo a mis pies.

Cuando llegue a casa busque en un lugar del armario en el que tengo una caja con los trozos de vida que vamos conservando en forma de fotos y allí estaban, un poco amarillentas por el tiempo, la fiesta de fin de curso, la excursión al monte…y nosotros siempre juntos cogidos de la mano.

Ese si era el joven de mis recuerdos, guapo, moreno, de ojos muy negros y mirada dulce que con una sonrisa te paraba el corazón. No podía ser la persona que yo vi en el autobús. ¿Tan mal le había tratado la vida?

Recuerdo que cuando se fue a trabajar a Alemania, en los años 60 del pasado siglo nosotros éramos los emigrantes, nos despedimos entre sollozos y besos jurándonos amor eterno, sin saber que la vida juega despiadadamente con los sentimientos.

¿Por qué dejaste de escribirme?

Ibas a venir a formalizar las relaciones, casarnos e irnos juntos a buscar yo allí también trabajo.

¿Qué pasó? Nunca lo sabré.

La vida siguió su curso y un día otra ilusión más fuerte, más duradera entro en mí y el recuerdo de aquellos años se fue difuminando convirtiéndose en fotos borrosas hasta terminar por desaparecer.

¿Pero, desaparecieron de verdad? Creo que no. Siempre quedo el rescoldo, la duda de cómo hubiera sido mi vida con él en otro país.

He tenido un matrimonio feliz. Aposté por él y no me equivoque. Colmó todas mis esperanzas e ilusiones y muchas más. He vivido unos años de ensueño. Tuve hijos  que me han dado nietos. He sido muy feliz.

Esa noche en la soledad de mi cama que ya me queda ancha, pensaba en todo esto. En el amor de la juventud, en el otro que fue el amor de mi vida y creo que lo único que quería era volver a ser joven, no recuperar el amor de los 15 años. Vivir otra vida en otro lugar, nuevas aventuras, ilusiones nuevas. Pero ya no tengo tiempo. Miro la foto de la mesilla que como siempre me sonríe y pienso que no había otra vida mejor que la que he vivido con sus luces y sus sombras y me dormí feliz.

Pero al día siguiente cambiamos la parada del autobús.

 

 

 

 

 

martes, 17 de diciembre de 2024

EL NEGOCIO

 

EL NEGOCIO

 

 

Te puedes hacer de oro, me dijo el amigo al que le propuse participar en el negocio, se excusó diciendo que había invertido ya todo su capital, si lo hubiera sabido antes…Pero me ayudaría suministrándo el material previo pago, naturalmente.

 Mi idea no progresaba, las facturas eran cada vez más cuantiosas, él sí que se estaba haciendo de oro a mi costa, pues una casita amueblada con todo detalle para grillos, en Suecia no fue una gran idea. No me hice de oro, si no que tuve que vender hasta el diente que había pasado de padres a hijos siendo un distintivo de familia.

lunes, 9 de diciembre de 2024

UN TRABAJO INCOMPRENDIDO

 

UN TRABAJO INCOMPRENDIDO

 

Ser útil me hace feliz y a eso contribuye mi trabajo, el que han desarrollado las mujeres de mi familia desde hace siglos. En mi pueblo perdido entre las montañas y en los de alrededor era comentada nuestra entrega, cuando nos avisan vamos sin importarnos el frio o la hora, somos felices ayudando.

Lo que no me gusta de este trabajo, es la cara de susto del enfermo cuando entramos en la habitación y tampoco el nombre que nos dan: “Las acabadoras”, pues igual que se necesita alguien que nos ayude a nacer, nosotras ayudamos a morir, deberíamos llamarnos “Las parteras de la muerte.”

miércoles, 4 de diciembre de 2024

LA ALEGRÍA DE VIAJAR, A VECES.

 

LA ALEGRÍA DE VIAJAR, A VECES.

 

Mi estado de ánimo esos días se podía resumir en tres palabras: Contenta, alegría y viajar. Mi amiga alemana que vino el año pasado a casa me había invitado a pasar una semana en los Alpes.

Sin tener idea del idioma, pues cuando ella vino solo se hablaba español y sin pensarlo dos veces empecé con la maleta, los billetes y demás trámites para pasar según pensaba una semana inolvidable.

El vuelo salía muy caro, me decidí por el autobús que pasaba cerca de su ciudad y ella iría a recogerme.

Mi aventura empezó de maravilla pero al llegar a Alemania los mensajes del autobús, en distintos idiomas, decían que íbamos atrasados y que dejaríamos la autopista para atajar por carreteras secundarias. Estaba oscureciendo, a lo lejos vimos un mesón en la soledad de un paramo con sus luces rojas y amarillas encendidas. Solo verlo me dio” repelús “me recordaba el de psicosis, pero aquí íbamos un autobús lleno, solo seria tomar algo, ir al baño y volver a marchar. ¡Qué ilusa! No podía sospechar la odisea que me esperaba.

Para ir más rápida deje todo en el autobús, me llevé un poco de dinero pues no tenía mucha hambre. El bocadillo estuvo bien, tardaron en prepararlo por no entender lo que quería. Al ver mi torpeza con el idioma vino a auxiliarme una malagueña que vivía en Berlín, le di las gracias y fui al baño donde me entretuve un poco más de lo debido, quería tener una buena imagen cuando mi amiga me viera y ese fue el gran error.

Al salir vi desaparecer el autobús por la curva, no habían notado mi ausencia, era ya noche cerrada, corrí con todas mis fuerzas pero caí rendida y deshecha en llanto con un frio y un miedo imposibles de describir, en el autobús lo había dejado todo, documentación, tarjetas, teléfono, ropa de abrigo, mi desolación era total.

Volví al mesón y me extrañó verlo apagado, oí el motor de un coche en la parte trasera y al llegar solo vi unas luces rojas que desaparecían en la oscuridad.

Había en el piso una ventana iluminada, grité pero no contesto nadie, era ya noche cerrada, no veía ni la punta de mis zapatos, me senté llorando junto a la puerta con el frio y el relente calándome los huesos esperando que apareciera algún coche. Parecía el rodaje de una película de terror en la que yo era la protagonista, seguro que habría ganado un Oscar pues estaba realmente aterrorizada.

Pasaron las horas y yo seguía con los ojos abiertos como platos intentando ver de dónde venían esos ruidos que produce la noche. Mi imaginación había llegado a tal nivel de horror pensando que de un momento a otro saldría alguna figura monstruosa de la oscuridad  para atacarme, a todo esto se sumaba  la luz del piso del que salía un sonido gutural, casi diabólico, ¿Seria real, o solo el miedo que invadía todos mis sentidos?

Ya era bien entrado el día, cuando vi llegar un coche, no sabía si alegrarme, ¿Seria mi salvación o el final de todo?

Pero fue mi salvación, la chica malagueña se dio cuenta de mi desaparición  bastantes Km después, avisó al chofer  que paró en la primera ciudad y ella cogió mis cosas para ir a buscarme, no habían parado desde el mesón , allí estaría. El llanto y el abrazo fue también de película, entonces oí ladrar un perro en la habitación iluminada que esa noche mi miedo había transformado en un monstruo.

Carmen, mi amiga malagueña desde entonces, me acompaño al aeropuerto pues lo único que quería era volver a España cuanto antes y olvidar todo el terror acumulado.

Las tres palabras del principio se convirtieron en frio, miedo y desolación.

Volveré a viajar, pero cuando la tragedia se convierta en comedia y pueda contarla entre risas a mis amigos.

Ah, el taxi en el que vino Carmen a recogerme lo pago la empresa del autobús por no denunciarla al dejar abandonado a un pasajero.

 

 

 

martes, 3 de diciembre de 2024

UNA BUENA INVERSIÓN

 

UNA BUENA INVERSIÓN

 

El prohibitivo tratamiento de mi nieto me producía noches de insomnio, sufría viéndolo tan triste, contando los pelos que se le caían al peinarse, definitivamente se estaba quedando calvo, pero yo no creía que fuese motivo para dejar el trabajo, la novia y los amigos.

Viendo negro el horizonte, busqué una clínica que hacia injertos a un precio más que razonable. Todo iba bien hasta que aquello empezó a crecer y no había lana más pura y virgen que su melena.  Empezaron a llegarle ofertas de marcas televisivas y se hizo más famoso que aquel del vellocino de oro. Lo malo fue que solo decía “Beee”.

domingo, 1 de diciembre de 2024

 

CUENTO DE NAVIDAD (2024)

Había una vez una casita que no era de chocolate ni tenía dentro una bruja que asustaba a los niños, esta era una casita “mágica”, eso creían los pequeños de ese pueblo pobre perdido entre las montañas.

La llamaban mágica porque aparecía en un pilar de la plaza todos los años el día  de Nochebuena y al lado una gran bolsa con mantecados, rollos, cordiales, turrones y todos los dulces que llenan por esas fechas los escaparates de las confiterías donde pegan las naricillas los niños mirándolos con deleite y deseando que llegue el día 24 de diciembre para poder disfrutar de todas esas golosinas. Pero en ese pueblo no había tiendas de dulces navideños ni nada que se le pareciese, solo estaba su imaginación, sus recuerdos  y el deseo de volver a encontrar la casita con todos sus dulces, también ese año.

Nadie sabía cuando apareció por primera vez, los más viejos del pueblo, pensando, pensando, de lo único que se acordaban era de haber oído la historia a sus padres y ellos a los suyos, en fin ¿Quién era el mago o la maga que hacia felices a los niños del pueblo en Nochebuena?

Esa noche los vecinos ponían mesas bajo los pórticos de la plaza y cada uno aportaba lo que tenia, se vaciaban los sacos con los turrones y todo lo demás pero la preciosa casita no se tocaba hasta que el más anciano cogía cualquier dulce de ella y se lo llevaba a la boca, era el momento que todos esperaban, esa era la señal y entonces  los niños, con la ilusión en los ojos, cogían lo que más les apetecía, uno el muñeco, otro el arbolito, otro la chimenea, la puerta etc. Hasta la base era de una pasta cremosa y suave que hacia las delicias de los más ancianos.

Desde lo alto una figura sentada en una nube blanca como los sueños de un niño, sonreía, ella era la que lo hacía posible. Mucho tiempo atrás siendo una niña que vivía en ese pueblo,  la Nochebuena lloraba por no tener más que un mendrugo de pan para celebrar un día tan hermoso, por eso todos los años hacia la magia de que apareciera la casita y los dulces para que los niños pudieran seguir manteniendo la ilusión en esa fecha maravillosa que es la NAVIDAD.


 
Autora de la casita de dulce
: Herminia Márquez Pascual