miércoles, 4 de diciembre de 2024

LA ALEGRÍA DE VIAJAR, A VECES.

 

LA ALEGRÍA DE VIAJAR, A VECES.

 

Mi estado de ánimo esos días se podía resumir en tres palabras: Contenta, alegría y viajar. Mi amiga alemana que vino el año pasado a casa me había invitado a pasar una semana en los Alpes.

Sin tener idea del idioma, pues cuando ella vino solo se hablaba español y sin pensarlo dos veces empecé con la maleta, los billetes y demás trámites para pasar según pensaba una semana inolvidable.

El vuelo salía muy caro, me decidí por el autobús que pasaba cerca de su ciudad y ella iría a recogerme.

Mi aventura empezó de maravilla pero al llegar a Alemania los mensajes del autobús, en distintos idiomas, decían que íbamos atrasados y que dejaríamos la autopista para atajar por carreteras secundarias. Estaba oscureciendo, a lo lejos vimos un mesón en la soledad de un paramo con sus luces rojas y amarillas encendidas. Solo verlo me dio” repelús “me recordaba el de psicosis, pero aquí íbamos un autobús lleno, solo seria tomar algo, ir al baño y volver a marchar. ¡Qué ilusa! No podía sospechar la odisea que me esperaba.

Para ir más rápida deje todo en el autobús, me llevé un poco de dinero pues no tenía mucha hambre. El bocadillo estuvo bien, tardaron en prepararlo por no entender lo que quería. Al ver mi torpeza con el idioma vino a auxiliarme una malagueña que vivía en Berlín, le di las gracias y fui al baño donde me entretuve un poco más de lo debido, quería tener una buena imagen cuando mi amiga me viera y ese fue el gran error.

Al salir vi desaparecer el autobús por la curva, no habían notado mi ausencia, era ya noche cerrada, corrí con todas mis fuerzas pero caí rendida y deshecha en llanto con un frio y un miedo imposibles de describir, en el autobús lo había dejado todo, documentación, tarjetas, teléfono, ropa de abrigo, mi desolación era total.

Volví al mesón y me extrañó verlo apagado, oí el motor de un coche en la parte trasera y al llegar solo vi unas luces rojas que desaparecían en la oscuridad.

Había en el piso una ventana iluminada, grité pero no contesto nadie, era ya noche cerrada, no veía ni la punta de mis zapatos, me senté llorando junto a la puerta con el frio y el relente calándome los huesos esperando que apareciera algún coche. Parecía el rodaje de una película de terror en la que yo era la protagonista, seguro que habría ganado un Oscar pues estaba realmente aterrorizada.

Pasaron las horas y yo seguía con los ojos abiertos como platos intentando ver de dónde venían esos ruidos que produce la noche. Mi imaginación había llegado a tal nivel de horror pensando que de un momento a otro saldría alguna figura monstruosa de la oscuridad  para atacarme, a todo esto se sumaba  la luz del piso del que salía un sonido gutural, casi diabólico, ¿Seria real, o solo el miedo que invadía todos mis sentidos?

Ya era bien entrado el día, cuando vi llegar un coche, no sabía si alegrarme, ¿Seria mi salvación o el final de todo?

Pero fue mi salvación, la chica malagueña se dio cuenta de mi desaparición  bastantes Km después, avisó al chofer  que paró en la primera ciudad y ella cogió mis cosas para ir a buscarme, no habían parado desde el mesón , allí estaría. El llanto y el abrazo fue también de película, entonces oí ladrar un perro en la habitación iluminada que esa noche mi miedo había transformado en un monstruo.

Carmen, mi amiga malagueña desde entonces, me acompaño al aeropuerto pues lo único que quería era volver a España cuanto antes y olvidar todo el terror acumulado.

Las tres palabras del principio se convirtieron en frio, miedo y desolación.

Volveré a viajar, pero cuando la tragedia se convierta en comedia y pueda contarla entre risas a mis amigos.

Ah, el taxi en el que vino Carmen a recogerme lo pago la empresa del autobús por no denunciarla al dejar abandonado a un pasajero.

 

 

 

4 comentarios:

  1. Muy buen principio para un guión de miniserie de ¿Aventuras? ¿Terror? ¿Comedia?... para todo serviría ... preséntalo con copy right !!!!

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  2. Me ha transmitido la angustia de su situacion. Me ha gustado.

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  3. Que agobio he pasado!!! Menos mal que hemos acabado bien y no hemos pagado el taxi.
    Muy buen relato, lo he vivido.

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  4. Milagros, me has quitado las ganas de viajar. Un relato digno de El mago del suspense.

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