martes, 3 de diciembre de 2024

UNA BUENA INVERSIÓN

 

UNA BUENA INVERSIÓN

 

El prohibitivo tratamiento de mi nieto me producía noches de insomnio, sufría viéndolo tan triste, contando los pelos que se le caían al peinarse, definitivamente se estaba quedando calvo, pero yo no creía que fuese motivo para dejar el trabajo, la novia y los amigos.

Viendo negro el horizonte, busqué una clínica que hacia injertos a un precio más que razonable. Todo iba bien hasta que aquello empezó a crecer y no había lana más pura y virgen que su melena.  Empezaron a llegarle ofertas de marcas televisivas y se hizo más famoso que aquel del vellocino de oro. Lo malo fue que solo decía “Beee”.

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