martes, 24 de junio de 2025

EL SALTO

 

EL SALTO

 

Se habían encendido las luces, la gente empezaba a entrar y como todas las noches estaba preparado el espectáculo, no tenía miedo, nunca pasaba nada pero… ¿Y si un día no saltaba bien? El barril era tan pequeño desde esa altura, además los focos se centraban en ella, la música con su redoble atronador a veces la aturdía y la gente… la gente siempre esperando que hubiese un fallo. La perfección no les bastaba.

El camerino tenía en la puerta una sirena, esa era ella, desde pequeña acompañando a su padre.

_Hija, no te confíes, en un salto te lo juegas todo.

Él ya no saltaba, había dejado de ser un joven atleta de cuerpo perfecto, tenía mucho más morbo ver saltar hacia la vida o hacia la muerte a una jovencita atractiva.

Llego la hora, antes de salir se miró al espejo por última vez, estaba preciosa con su mallot de lamas de colores que al darles la potente luz brillaban como si fuera una estrella lo que caía.

Fue llegando a la escalerilla, subió como siempre muy despacio, los pocos metros hasta el final siempre los pasaba nerviosa, pero ese día no. Habían entrado en su vida ilusiones nuevas y unos ojos muy queridos contemplarían ese último salto.

El ruido era ensordecedor, las luces la marcaban, la aturdían, casi no veía el agua y entonces la  sirena saltó.

El aplauso fue atronador, verdaderamente fue su ultimo y mejor salto.

 

 

1 comentario:

  1. Muchas veces he pensado qué porcentaje de gente de la que va a un espectáculo arriesgado lo presencia por el morbo y desea que salga mal. El relato te sumerge en la atmósfera de la pista central de un circo y el.final te deja con más preguntas que certezas.

    ResponderEliminar