miércoles, 8 de noviembre de 2023

INCIDENCIAS DE UN VIAJE

 

EL COLMO DE LA MALA SUERTE

 

Les voy a contar las incidencias, que no desgracias, de mi viaje en tren hará cosa de un mes.

Al ir a sacar el billete me dijo el señor de la ventanilla que para hacer los 600 y pico de Km que me separaban de mi destino solo había un tren que tardaba 12 horas, si, como lo oyen, pero como tenía interés en ir, saqué el billete y pensé en los libros que tenia por leer.

Emprendimos el viaje, cuando llevábamos unos cuantos Km quise tomarme un café y le pregunté a mi compañero de asiento por la cafetería. La carcajada que soltó despertó a los pocos que dormían en el vagón ¡Cafetería!! Este tren no tiene, ¿No se ha dado cuenta de la bolsa que llevo? ¡Si solo me faltan las gallinas para estar en el siglo XIX! Pensé bajarme en la primera estación, aunque parara poco tiempo, siempre habría en el andén vendedores con los vasitos de plástico preparados para aliviar el sueño de los viajeros.

Paramos en andenes desiertos con estaciones cerradas.

Hicimos 28, si,  28 en algunas había intercambio de viajeros, pero en otras solo existía el pequeño edificio casi en ruinas. Tanta parada no nos daba tiempo a coger velocidad  y el pobre tren, con escalones en el interior, no podía pasar de 100 Km /h.

Me empezó a dar hambre y pensé: Vale, un día sin comer limpia la sangre. No hay mal que por bien no venga, pero mis compañeros no lo consintieron y compartieron conmigo sus viandas.

No hablemos del baño, ¡Uno para tres vagones! Allí había más cola que en la primera vacuna de la Cobi.

Cuando vamos por mitad del camino se para el tren en medio de la nada y nos dicen que hay que bajarse porque se han roto un tramo de vía y el tren tiene que dar la vuelta, Un autobús pasaría a recogernos para llevarnos a otro tren pasada la avería.

Los pasajeros pusieron el grito en el cielo. Yo pensé que no era para tanto así estirábamos las piernas. Se hacía de noche y en  aquel páramo empezaba a hacer frio. No llevaba ropa de abrigo y aproveché para correr alrededor de la estación en ruinas. Tampoco era plan de irse lejos, con la oscuridad podían dejarte allí.

Llegamos al final del viaje  una hora y media más tarde, pero hicimos grandes amigos, todo se puede mirar por el lado bueno.

No es mala suerte es el tren Zaragoza-- Cartagena. El único que existe si no quieres hacer transbordo y no solo de tren a veces hasta de estación.

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Relato costumbrista que describe un ejemplo más de las dos Españas: la que tiene AVE y la que tiene una red ferroviaria del siglo XIX. Y luego está Cartagena, la ciudad de los mil proyectos, a la que ya hace años que no llega un tren decente.

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