miércoles, 6 de agosto de 2025

LA MUJER DE LOS OJOS DE ARAÑA

 

 

 

LA MUJER DE LOS OJOS DE ARAÑA

 

Mis abuelos tenían una casona en el campo que había pertenecido a la familia  durante generaciones, me gustaba mucho ir a verlos, eran cariñosos, imaginativos,  siempre contaban historias interesantes y sabían inventar ingeniosos juegos. Delante de la casa había un precioso jardín con grandes macizos de tulipanes, una rosaleda, enredaderas de colores, margaritas y todas las flores llamativas y vistosas que te puedas imaginar, más alejado de la casa había un pequeño bosquecillo de pinos, era un lugar mágico, allí se podía jugar a todo lo imaginable: guerras, escondite, prendas… El día que coincidíamos todos los primos, era una verdadera fiesta.

No os he dicho que mi abuelo era pintor y le gustaba rodearse de colores, por eso cuidaba tanto ese jardín que te hacía sentir como si estuvieras dentro de un arco iris.

Por las noches nos sentábamos los niños a su alrededor cerca de la chimenea, y nos contaba historias de los cuadros que había pintado. Algunos no los sacaba en las exposiciones y si lo hacía, era solo para enseñarlos al público no para desprenderse de ellos, decía que había historias que solo él podía entender y los cuadros  tenían que estar con alguien que llegara más allá de la pintura, a su  esencia, a su espíritu.

El fin de semana era el cumpleaños de la abuela, nos desplazamos todos allí, gritos de alegría, risas, juegos, había amor en la familia y se notaba, pero al entrar a cenar encima de la chimenea había un cuadro nuevo, nuevo y terrible que acababa de terminar, representaba a una mujer que tenía los ojos tapados con unas telas como red de araña y sobre la boca una pegatina con  labios cosidos. Se adivinaba que tenía que ser hermosa, pero daba miedo. Muchas noches he soñado que se bajaba del cuadro y llegaba hasta mi cama, profiriendo un silencioso grito de auxilio, llego a aterrorizarme de tal manera que me negaba a entrar en el salón.

Al enterarse mi abuelo una noche nos reunió a todos para contarnos la historia de esa mujer. Había sido una de las mejores cantaoras de flamenco del mundo y le encargo un retrato, cuando estaba casi terminado ocurrió un terrible accidente que la dejo ciega. Ya nunca volvió a cantar, no solo había perdido la vista, sino también las ganas de vivir.  El abuelo terminó el cuadro queriendo plasmar en él, el sufrimiento y la desesperación de aquella pobre mujer.

La siguiente vez que fui ya no estaba, pero no olvidaré nunca todo el dolor que había detrás de los ojos de esa mujer araña.

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la historia. Me ha transportado a esa casa tan llena de vida.

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  2. La pintura como reflejo de la vida real, amplificado por los ojos y la imaginación de los niños.

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