CONCURSO
DE LA UNIVERSIDAD DE MAYORES
Hay
peces que se bañan en la arena
Y
ciclistas que corren por las olas
Yo
pienso en mí. Colegio sobre el mar
Infancia
ya en balandro o en bicicleta.
CARMEN
CONDE
Para la
infancia no hay cosas imposibles.
Es
verano, al atardecer el sofocante calor del medio día dará paso, a la brisa del mar, fresca , olorosa,
vivificante.
En ese
lugar hay árboles centenarios, grandes
como gigantes, sus raíces parecen los brazos de un enorme pulpo que se aferra a
la tierra porque se olvido del mar, al oír los cantos de sirena de los niños de
esa plaza.
Con sus
grandes hojas ellos se hacen coronas, uniéndolas unas con otras, y bandas que
se ponen colgando de un hombro, metiendo en ellas sus pequeños cuerpos, de
forma que se pueda colgar la espada de palos que ataran con un trozo de soga
formando la cruz.
Ese es
su mayor tesoro, por el que la noche anterior, desobedecieron las llamadas
desde las casas cercanas, para buscar dentro del jardín los restos que el
fuerte viento de lebeche del día anterior , arrojaran como si fueran restos de
un naufragio a los pies del pulpo.
El gran
árbol ve cómo se van transformando en
los héroes de los “” tebeos””, intentando ser el mas valiente, el que encuentra
el tesoro o el que rescata a la princesa.
Les ve
jugar poniendo tanta pasión que se diría les va la vida en ello.
Sus
juegos necesitan pocos materiales: hojas, palos, restos de flores que las
vendedoras de la mañana olvidaron recoger y que servirán de cama a las muñecas
“” recortables”” que compran en el carrillo de la esquina.
El
árbol también observa cómo cambian los juegos con las estaciones, son cíclicos,
sin previo aviso un dia las niñas bajaran las combas, saltaran y cantaran
viejos romances que aprendieron de sus madres.
Los
niños jugaran con pelotas de trapo, que las abuelas han ido formando durante el
invierno , y volverán a sentirse héroes.
Con
trozos de yeso dibujaran en el suelo líneas que tendrán que saltar como
acróbatas, empujando una piedra plana, llevándola de un casillero a otro.
Son
juegos sencillos, los mismos desde hace muchas generaciones, juegos de contacto
físico, de hablar para formar frases con
algunas palabras “”difíciles”” , Jugar a las “pelis” , al “palico ingles, a las
figuras etc…
El
árbol lo ve todo a través de sus hojas y piensa que cuando sean mayores se irán
de allí , lucharan por ser los héroes que soñaron de pequeños, y quizás algunas
Navidades , con sus hijos, volverán a la plaza para ver el “ Belén” que el protege con sus ramas y se acordaran
con nostalgia de sus juego, sus amigos y de aquellos atardeceres en que era
normal que el pulpo estuviera en
tierra y que pasar con las bicis por los
charcos fuera como cabalgar sobre las olas verdes y azules de su Mar
Mediterraneo.
MILAGROS MARQUEZ
Es muy bonito y evocador. Todos hemos tenido alguna plaza donde jugar
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